Sí, es la ciberguerra

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

13 may 2017 . Actualizado a las 09:43 h.

Hace exactamente un mes, el pasado 13 de abril, este cronista publicaba en estas mismas páginas un artículo titulado La ciberguerra ha llegado. Ayer tuvimos una elocuente muestra de esa nueva realidad en todo el mundo: un ciberataque masivo contra un elevado número de organizaciones, según la información del Centro Criptológico del CNI. No es el primero, ni mucho menos. En la memoria anual de ese Centro del año 2014, última que conozco, figuran 12.916 ataques de ese tipo a las Administraciones públicas españolas y a empresas de interés estratégico. Y asómbrense: entre los principales atacantes están las agencias de inteligencia de otros países (estatales) y las unidades de ciberdefensa de las Fuerzas Armadas, lógicamente también estatales.

La cifra del 2014 es anecdótica al lado de los incidentes registrados en el 2016: 105.000. Y un organismo de tanta seguridad como la OTAN sufre medio millar de ataques mensuales. Lo que buscan los atacantes es muchas veces simplemente dinero: bloquean los ordenadores de tal forma que solo se pueden liberar previo pago de una cantidad de dinero. Es el secuestro cibernético, que felizmente solo pueden practicar una minoría de hackers y no está al alcance de todos los delincuentes. Lo más grave desde el punto de vista político y, por tanto, colectivo, es lo que anota el Centro Criptológico: en esos asaltos se roba la propiedad intelectual e industrial, se espía a las instituciones y se observa una especial virulencia sobre los sistemas de tecnologías de la información, sobre oficinas de los gobiernos y sobre las empresas.

Esa es la nueva realidad, en la que aparecen conceptos como ciberdelincuencia, ciberterrorismo o ciberguerra. Es la nueva preocupación de los responsables de seguridad de las naciones y es el horizonte de inseguridad que se está perfilando para el futuro de la humanidad e incluso para algo tan sagrado como la pureza del voto. Supongo que no hace falta recordar los incidentes de los últimos procesos electorales: el Gobierno del Reino Unido sospecha que una potencia extranjera bloqueó el sistema de registro de votantes en el referendo del brexit; en Estados Unidos todavía se investiga el papel de Rusia en la sustracción y filtración de correos para perjudicar a Hillary Clinton; en Francia acaba de ocurrir algo parecido con Macron; en Alemania, Angela Merkel alerta de la intromisión rusa en el proceso electoral que se avecina… Y esto no hizo más que empezar.

Parece de ciencia ficción, ¿verdad? Pues no lo es. Los avances tecnológicos han sido espectaculares. Han cambiado el mundo. Pero también han creado un monstruo; un nuevo enemigo del que no sabemos si nos podremos defender.