Pereza intelectual y folklore

OPINIÓN

15 may 2017 . Actualizado a las 11:49 h.

El filósofo, profesor y senador italiano Mario Tronti acaba de poner el dedo en la llaga y aboga por una izquierda transformadora frente a una izquierda alternativa. El profesor italiano (una verdadera referencia intelectual para la izquierda europea) va más allá y cuestiona el propio concepto de izquierda. Considera que la alternancia en el poder con los representantes del capitalismo, ya sea la derecha pura y dura o el neoliberalismo, no sirve si lo que se pretende es la transformación de la sociedad. Y esa, efectivamente, es la cuestión.

 La intelectualidad de izquierdas, fundamental desde Marx, parece haberse sumido en la pereza intelectual hasta su casi desaparición. Y ocurre así desde mayo del 68 en Europa. Desde entonces solo revisionismo y entreguismo, como el «eurocomunismo» de Berlinguer y Carrillo o la alternativa de Blair en el laborismo: una completa rendición al neoliberalismo.

Quienes no se han entregado al revisionismo tampoco han sido inmunes a esa pereza intelectual: leninistas, trotskistas, maoístas... tod@s ell@s se han aferrado a las palabras de sus líderes como si de los evangelios se tratara. Los análisis de est@s aparecen grabados en mármol y se defienden como verdaderos dogmas de fe, incuestionados e incuestionables, más de un siglo después de haber sido escritos, como si la realidad sobre la que partían dichos análisis fuera la misma que la de hoy, a principios del siglo XXI. Lenín, Trotsky, Rosa Luxemburgo o Mao no dudaron en calificarse a sí mismos como marxistas, pero tampoco en adaptar el pensamiento marxista a la realidad y el entorno en el que se desarrolló su actividad política. Y ni a ell@s, ni a nadie, se le ocurrió pensar que estaban faltando al respeto o siquiera cuestionando el marxismo por ello.

A mi este integrismo intelectual de izquierdas me recuerda a los bandos de Llanes. Miles de romer@s salen vestidos de asturian@s, con su sant@, su peana, sus flores y sus canciones. Cada un@ con su parafernalia, irremediablemente enfrentada a la del otr@. L@s de la Virgen de Guia contra l@s de San Roque o La Magdalena; l@s de El Cristo contra l@s de La Blanca o San Juan.

Su sant@ es más y mejor, como si pertenecieran a religiones distintas o como si dichos iconos estuvieran enfrentados entre si. Han perdido la perspectiva como tales iconos. Poc@s son los romer@s en Llanes que se cuestionan tal sinsentido. Quizá porque lo folklórico ha desplazado a lo religioso o lo espiritual.

Nadie duda, sin embargo, de lo útil que esto ha resultado para el folklore llanisco y por ende al asturiano: esa rivalidad ha permitido que ese folklore maravilloso haya pervivido hasta nuestros días con una vitalidad admirable.

Algo así pasa con todos esos «ismos» de izquierdas: se han quedado en lo folklórico. Los análisis se han tornado en letanías, que se recitan sin pensar y de memoria. Y también tienen sus canciones, sus flores y sus estandartes. Pero solo es eso: folklore. La Europa que vivieron Lenín, Trotsky o Rosa Luxemburgo -solo por citar a algun@s de los importantes- poco tiene que ver con la del siglo XXI, ni aquella Rusia zarista con la España de hoy; ni el capitalismo hoy es como aquel. Si levantaran la cabeza y vieran a quienes quieren utilizar sus palabras para explicar el mundo de hoy, los correrían a gorrazos a tod@s.

Los comunistas europeos, víctimas de esa pereza intelectual, no han sido capaces de reaccionar ni siquiera con la caída del Muro de Berlín: simplemente, se instalaron en la estupefacción y se refugiaron, banderas y viejas canciones al viento, en sus letanías y liturgias, incapaces de abordar su historia desde la autocrítica para buscar el nuevo camino. Ni siquiera se preguntan qué dirían Lenín y Trotsky en esta tesitura. Izquierda Unida fue una intentona, pero la alargada sombra del PCE la condenaba al fracaso: un@s porque desconfiaban del control del Partido a la organización y otr@s porque desconfiaban de la organización si no la controlaba el Partido.

Peor aún es el papel de la socialdemocracia: instalados cómodamente en la alternancia, cayeron sin remedio en las redes del neoliberalismo, cuando no se entregaron a la corrupción, las puertas giratorias o la «dolce vita» de sus élites dirigentes. Décadas de excesos y ante el cambio de paradigma en el que nos hayamos inmersos, su militancia está inmersa en el desconcierto y sus dirigentes en una supervivencia que se antoja imposible por momentos.

Eso ocurre ahora mismo en España. La caída hasta un irrisorio seis por ciento de sus compañer@s franceses tiñen de negro un horizonte ya de por sí ennegrecido por la irrupción estelar de Podemos. Su proceso interno está planteado desde la lógica de supervivencia de sus dirigentes y no se atisba en el horizonte ni la menor intención de analizar qué demonios está ocurriendo en el mundo. Las canciones ya están prestas y las banderas ondearán al viento, se oye el bisbiseo de la liturgia y se huele el perfume de las flores. Pero solo es folklore.