Todo va bien, salvo lo que va mal

Fernando Salgado
fernando Salgado LA QUILLA

OPINIÓN

01 jun 2017 . Actualizado a las 08:09 h.

Los informes anuales del Banco de España, y el publicado el pasado martes no constituye una excepción, suelen maravillarme por su eclecticismo. Sus analistas se dedican a dar paladas de cal y de arena, a diestro y siniestro, alternativamente y a gusto del consumidor. A los satisfechos con su situación personal y familiar -que también los hay- los reafirma en sus posiciones: en España todo va bien, salvo lo que va mal. A los desheredados y cabreados les confirma su diagnóstico: todo va mal, salvo lo que va bien. Y todos contentos. El mismo informe facilita abundante munición al Gobierno y a la oposición para zurrarse la badana.

Como no me pagan por ensalzar lo que va bien, permítanme hurgar en tres agujeros negros de la economía española: elevado paro estructural, envejecimiento de la población y baja productividad. Pongámosles rostro. Estamos hablando de asalariados, de pensionistas y de parados. Veamos qué nos dice de ellos el Banco de España.

A los parados les abre una espita a la esperanza. Una de cal. En los tres últimos años, la economía española creó 1,4 millones de empleos. Si las cosas siguen así de bien -y aquí introduce la institución no pocas incertidumbres-, quizá encuentren trabajo en los próximos años. La de arena: probablemente será una ocupación precaria y temporal. Más de la mitad de los empleos generados desde el 2013 -750.000, el 54 % del total- son temporales. Y los sueldos de los nuevos contratados son netamente inferiores a los de sus compañeros veteranos. Indicios de que esto vaya a cambiar, ninguno.

A los ocupados, los antiguos y los nuevos, les arroja dos jarros de agua fría. Uno: despierten, dejen de soñar con incrementos de sueldos o con recuperar la capacidad adquisitiva que perdieron. No figuran en la agenda. Además, esto dice el Banco de España, no sería bueno en términos de competitividad. La crisis adelgazó las nóminas y el año pasado engordaron los beneficios empresariales, pero los salarios reales no subieron. Y dos: tampoco se hagan ilusiones los que se acercan a la edad de jubilación. El día del retiro sufrirá un hachazo morrocotudo su economía doméstica.

A los futuros pensionistas les aguarda un calvario. La suerte está echada aunque el Gobierno siga prisionero de la «fatiga reformista» que le achaca la Comisión Europea. Las reformas de las pensiones ya aprobadas «conducen a una reducción drástica de estas prestaciones a medio plazo». Los pensionistas del 2013 cobraban el 60 % del salario medio; los del 2060, solo el 40 %. Y aún hay estudios, citados por el Banco de España, que pintan un panorama más crudo: la reforma del sistema aprobada en el 2013 reducirá en un tercio la pensión que cobrarán los pensionistas del 2050.

Así que ya lo saben. Todo va bien: aumentan los puestos de trabajo y el PIB y los ingresos de la Seguridad Social ya recuperaron el nivel anterior a la crisis. Y todo va mal: el empleo es un 12 % inferior al que había en el 2008. De ese estofado preparado por el Banco de España, elijan ustedes los bocados que gusten.