El parque temático después de la furia

OPINIÓN

03 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Antes de que Asturias se convierta definitivamente en un gran parque temático visitado por millones de chinos, japoneses y asiáticos tendrá que superar una prueba previa: el gran conflicto mundial que más pronto que tarde habrá de desatarse como consecuencia de la creciente ira mundial entre los pobres de los países ricos, alentados por los más pudientes que, a su vez, consideran poco ventajosa su situación y reclaman menos impuestos, menos ayudas sociales y menos gobierno para ganar ellos mucho más.  

Como Asturias no es una unidad independiente y por más esfuerzo que pongan sus señorías en la Junta General en intentar lo contrario seguirá dependiendo de las aportaciones externas (léase presupuesto español o comunitario) y tendrá que esperar a ver qué pasa y en qué acaba la gran debacle que se avecina. Como es un territorio sin grandes recursos, a desmano y complicado internamente lo probable es que pase desapercibido cuando estalle la furia mundial. Aparte de que no hay quien consiga llegar porque a cada poco cambia la medida de la vía y los túneles siguen siendo un galimatías indescifrable.  

A toda catástrofe le sigue un periodo de impulso y prosperidad largo y provechoso. Ahí es donde el poderío de Asturias puede reverdecer. La región con más encanto, más diversa, más atractiva y menos conocida del sur de Europa podrá vivir definitivamente de su escabrosa y original orografía. De sus colores y de sus sabores, tan diferentes, tan propios, tan artesanales y tan raros. De modo que el escanciado y los sabrosos platos regionales junto con el estelar conjunto marítimo-alpino son insuperables para cualquier visitante con un mínimo de sensibilidad y paciencia. Y los orientales tienen mucha.

Así que el futuro de Asturias depende de los demás. Como siempre.