¿Culpables? Los periodistas, claro

Fernando Salgado
Fernando Salgado LA QUILLA

OPINIÓN

Andrea Comas | reuters

14 jul 2017 . Actualizado a las 07:51 h.

La Junta Única de Resolución (JUR) de la UE regaló el Banco Popular al grupo Santander, con el beneplácito o no -esto no lo tengo claro- del Gobierno de España. Hecho. Miles de pequeños accionistas del Popular -y del Pastor- reclaman ahora indemnizaciones por la expoliación. De cajón. Llegados a este punto, solo caben dos preguntas. Primera, ¿quiénes son los responsables de este desaguisado? Y segunda, ¿quién abonará los platos rotos?

¿Culpables? El Eurogrupo no se aclara. ¿Que los test de estrés no detectaron anomalía alguna en el Banco Popular? Pregunten ustedes al BCE. ¿Que hubo grupos e inversores cualificados que, por gozar de información privilegiada, abandonaron el barco antes del hundimiento? Pregunten ustedes al Banco de España, aunque ya les anticipo la respuesta: ellos estaban de oyentes, sin voz ni voto, y si hubo filtraciones a mí que me registren. ¿Que el BCE no inyectó liquidez de emergencia para salvar la entidad? Aprovechen ustedes su visita a Fráncfort para hacerle la pregunta a Mario Draghi.

Yo, queridos exaccionistas, sé quiénes son los responsables. Me lo sopla la experiencia. Alguna vez me invitaron a impartir una charla-coloquio en la cárcel de Monterroso. Y allí, además de agotar mis provisiones de tabaco -hay que ganarse el auditorio a base de sobornos-, aprendí que la mayoría de los presos habían sido condenados no por los jueces, sino por la prensa. Eran inocentes, decían, pero los tribunales ratificaron la sentencia dictada por los periódicos. Todavía peno con aquel baldón. Y una tal Elke Köning, presidenta de la JUR, viene a confirmarlo: la prensa ha precipitado el desastre del Popular con «la continua cobertura negativa» que realizó en la última etapa del banco. ¡Ostras, Pedrín! Mañana mismo visito a mi párroco de Monterroso para solicitar la absolución y apencar con la penitencia.

Conocemos los culpables, pero ¿quién pagará la factura? El ministro De Guindos lo tiene claro y es de agradecer su postura. «El contribuyente no pagará un euro», reitera ante todo micrófono que se le pone delante. Bruselas tampoco tiene dudas: yo decido -por ejemplo, la dieta de adelgazamiento-, pero no asumo las consecuencias -por ejemplo, las prestaciones por desempleo-, estas son cosas de España. Cojonudo. Así que, digan lo que digan los tribunales sobre la avalancha de litigios en marcha, los pequeños accionistas del Banco Popular pagarán el pato. O quizás usted y yo.

Les está -nos está- bien merecido. Ellos son la expresión del capitalismo popular, concepto acuñado por Peter Drucker que suponía el fin de las contradicciones de clase, la democratización del capital y la realización del Manifiesto Comunista sin comunismo. El sistema que, a través de las participaciones preferentes, las matildes de Telefónica o las diez mil pesetas invertidas en Bolsa, te convertían en copropietario del Ibex. La decisión del JUR cancela el espejismo y nos devuelve al crudo desierto. Y a mí, doblemente culpable por periodista y por contribuyente, solo me resta preguntar cuál es mi cuota.