Maduro y el oro de los orcos

Manel Loureiro
Manel Loureiro PRODIGIOS COTIDIANOS

OPINIÓN

JUAN BARRETO | Afp

25 ago 2017 . Actualizado a las 08:18 h.

A ver cómo les explico esta historia, que sería divertida si no tuviese un trasfondo tan dramático. A estas alturas de partido no hace falta que les descubra que la situación económica de Venezuela es una carajera total. Con una hiperinflación de tres cifras, con el sistema productivo reducido a escombros y con un desabastecimiento atroz, la economía del país más rico en recursos de toda América Latina roza la indigencia, confirmando aquello de que los experimentos, sobre todo macroeconómicos, es mejor hacerlos en casa y con gaseosa.

Todo esto ha llevado a que la divisa nacional de Venezuela, el bolívar, apenas valga el papel sobre el que está impreso, sometido a una devaluación atroz. En un remedo de lo sucedido durante la República de Weimar en Alemania, donde para calentarse en invierno salía más rentable quemar fajos de billetes que comprar carbón con ellos, el bolívar es una divisa en caída libre, sin que todavía se divise el fondo. Pero nunca en la historia había sucedido que el dinero de mentira de un juego valiese más que un billete real. Hasta hoy.

Por si no lo saben, resulta que existe un juego en línea llamado World of Warcraft que reúne desde hace una década a millones de seguidores en Internet. Los jugadores, en la piel de un personaje fantástico -un enano, un orco, un elfo, un mago… la lista de posibilidades es infinita-, se enfrentan entre ellos o en las misiones que les plantea el juego y si triunfan pueden conseguir monedas de oro, con las que comprar nuevas armas, pociones y demás artefactos necesarios para evitar que el dragón de turno se los meriende en la siguiente aventura. Pero ese oro es virtual; vamos, que esas monedas solo existen en el juego.

Ahora viene lo bueno. Resulta que existe un mercado paralelo en la red, donde jugadores que son demasiado vagos (o torpes) para conseguir esas monedas se las compran a otros jugadores más espabilados y que se han tirado más horas jugando, a cambio de dinero de verdad. Euros -o dólares- a cambio de oro inexistente. Si esto de cambiar dinero de verdad por dinero de mentira les suena muy marciano es que no se ha asomado lo suficiente a Internet y a los juegos online, pero esa es otra historia.

Pero a lo que vamos. A cambio de un euro de su bolsillo, un venezolano tendría que darle 18.000 bolívares, más o menos, mientras que con ese mismo euro usted podría comprar unas 6.000 monedas de oro del Warcraft. Para entendernos, cada moneda de oro de mentira vale tres bolívares, más o menos. Al parecer, a día de hoy los orcos de Azeroth cotizan mejor que los pozos de petróleo del Orinoco.

Si usted está pensando en que algún pobre y agobiado venezolano podría ganar suficiente dinero para alimentar a su familia jugando a World of Warcraft, modere su entusiasmo. Sin contar la baja velocidad de Internet en Venezuela, cada vez que vendiese sus monedas de oro tendría que hacerlo en euros o dólares y después transformar ese dinero a bolívares según el cambio oficial, un cambio obligatorio solo aplicado por el Gobierno venezolano y que es muchísimo menor. Al final, y por mucho que le pese a nuestro hambriento amigo venezolano, en esta partida Nicolás Maduro es el único que gana.