Ya se ve lo que les ha durado el duelo a los secesionistas. Lo justo para cubrir las apariencias y tratar de obtener rédito político de los atentados. Para quien necesite pruebas de tal mezquindad, tiene el comportamiento de los independentistas en la manifestación del sábado y que al minuto siguiente intenten convertir en ley su delirio, que no de otra forma se puede calificar lo que no es sino un intento de golpe de Estado absolutamente inviable. La única buena noticia del día fue el compromiso de que el Gobierno y el PSOE, pese a sus evidentes dificultades para el diálogo, y pese a sus discrepancias sobre Cataluña, afrontarán unidos el desafío secesionista. Un ejemplo que contrasta con la actitud del líder de Podemos, que no ha dudado en reunirse, con nocturnidad y absoluto secretismo, con el líder de los golpistas, Oriol Junqueras. Que cada cual saque las conclusiones pertinentes.