Repercusiones y la salida de las mujeres a las calles

OPINIÓN

11 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La lucha del movimiento de mujeres ha permitido conquistar la salida del espacio privado al público; el sufragio universal, la posibilidad de educarse y ser profesional, presentarse a cargos de elección popular, adquirir métodos anticonceptivos y que se nos considere personas, por lo menos en el papel.

Pero seguimos siendo fuertemente discriminadas y violentadas sólo por el hecho de ser mujeres.

Nos educamos, bajo el sexismo y la heteronorma, lo que se observa en la división de las clases u actividades por sexo, por poner un ejemplo. Además, muchas estudiantes son trabajadoras, por lo que su exigencia es mayor a la hora de cumplir con la carga académica, encontrándose incluso con trabas como la intransigencia de parte de los recintos académicos con respecto a la flexibilidad de horarios.

Y claro por una parte hemos avanzado en lo referente al trabajo, pero lamentablemente lo hemos hecho de una forma desigual a los hombres. Un 53,7% de las mujeres a diferencia de un 47,8% de los hombres, trabajan en condiciones de informalidad, con bajas remuneraciones, condiciones laborales precarias y riesgosas, lo que se traduce en bajísimas pensiones para la vejez.

A todo lo anterior se suma que seguimos siendo las principales responsables de los hijos e hijas, y los quehaceres del hogar, cargando históricamente con este trabajo no remunerado y muchas veces no reconocido. Y es ahí en muchos hogares, que en completo silencio sufriendo violencia por parte de la parejas.

Todo lo anterior se ha traducido en el despliegue de miles de mujeres organizadas contra la violencia machista. Esto responde a que en general, las mujeres consideramos que el estado no toma las medidas necesarias para evitar el femicidio y la violencia contra las mujeres. Considerando, una gran parte de nosotras, que son los movimientos feministas los responsables de los avances en las condiciones de vida de las mujeres respecto a anteriores generaciones.

Y ante todas estas acciones y las próximas, debemos finalmente preguntarnos ¿Cuál es la estrategia que nos conducirá a la conquista de nuestros derechos y nuestra libertad?