1 de octubre

OPINIÓN

29 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay coincidencias que son muy curiosas que se produzcan. El próximo domingo se cumple un año del célebre Comité Federal, aquel en el que 300 compañeros y compañeras socialistas de toda España dieron un espectáculo (televisado) dantesco, inaceptable y bochornoso que terminó por obligar a Pedro Sánchez a dimitir como Secretario General del PSOE. Empezaba un periodo de incertidumbre sobre el futuro del partido, sobre todo con la previsible abstención que permitiría a Mariano Rajoy formar gobierno y terminar con más de un año de ejecutivo en funciones. Lamentablemente ese hecho sucedió y nos dejó a la militancia en una situación complicada. El capitán del barco en ese momento era Javier Fernández, que aceptó dirigir una gestora que acabó, bajo mi punto de vista, con la imagen positiva que le rodeaba entre quienes no le conocían realmente. Da la casualidad que el próximo domingo, que será 1 de octubre, finaliza su mandato al frente de la Secretaría General de la FSA. Comparto que hay que actuar según lo que uno piensa que se debe hacer en cada momento, pero en el caso del Presidente del Gobierno del Principado me pregunto sinceramente si creyó ver otro panorama distinto. 365 días después hemos visto que tomó un camino equivocado.

En el 32 Congreso que empieza hoy tendrá que votarse su gestión al frente de la ejecutiva de la FSA en estos últimos cinco años, al igual que se someterán a examen los miembros del Comité Autonómico y de la Comisión de Garantías. Hay varias agrupaciones en las que las votaciones (no vinculantes) fueron negativas. Uno de esos casos se produjo en Oviedo, donde ganó la opción de rechazar el último periodo (entre otros con mi voto). Se confunden aquellos que piden valorar los 17 años en su conjunto o su labor al frente del Gobierno regional. Lo que se tiene que decidir es su tarea al frente de la FSA desde el 30 de septiembre de 2012 hasta hoy. Es verdad que las delegadas y los delegados no van mandatados por las asambleas locales, pero deberían tener en cuenta el sentir de la militancia de Asturias que legítimamente quiso participar y que mayoritariamente dijo ‘no’ a su gestión.

De la nueva ejecutiva poco se conoce más allá de los dos pesos pesados que acompañarán a Adrián Barbón en su nueva tarea. Gimena Llamedo e Iván Fernández tenían todas las papeletas para formar parte del núcleo duro de la nueva dirección y en eso no fallaron los pronósticos. Mi deseo es que este nuevo equipo de compañeros y compañeras tengan el mayor éxito posible, siempre pensando en el interés de Asturias y que su esfuerzo ayude a que dentro de dos años el PSOE consiga mejorar sus resultados electorales en la región, porque si bien es cierto que seguimos siendo el primer partido de Asturias, no es menos cierto que hemos perdido votantes y la confianza de mucha gente que dejó de apoyarnos por estar más del lado de la derecha que de la izquierda. Nunca es tarde para revertir esa situación y confío que las personas elegidas estén a la altura de las circunstancias. Tendrán mi pleno apoyo y colaboración para todo aquello en lo que les pueda ser útil.

Pero al margen de este congreso, las miradas de todos y todas estarán en Cataluña, donde el domingo quedará resuelto el misterio de si las catalanas y los catalanes podrán votar o no, si Puigdemont y su Govern seguirán suicidándose o recapacitarán… y nuevamente parece que el 1 de octubre es el día ideal para que ocurran cosas extraordinarias. A ver qué pasa.