Los cuatro jinetes del apocalipsis

Rubén Santamarta Vicente
Rubén Santamarta PAISANAJE

OPINIÓN

29 oct 2017 . Actualizado a las 08:22 h.

La Arcadia del siglo XXI nació el viernes con el menor de sus males encima: ni un solo Estado del planeta les reconoce de igual a igual. Los lastres de verdad que conllevaría tamaño invento -más de 250.000 millones de deuda, fuera de la UE, fuera del euro, fuera de la ONU- se han quedado fuera del saco. Por fortuna.

Uno ignora si las caras de extrema seriedad que mostraban los padres fundadores mientras entonaban Els Segadors («que tiemble el enemigo /al ver nuestra bandera») obedecía a que veían la sima que han picado bajo sus pies. Entre ellos, cuatro jinetes que han conducido al precipicio. Uno a uno. Carles Puigdemont: no tuvo siquiera coraje, visión y altura para explicar al Parlament, a la plural representación del pueblo catalán, por qué ha llegado a este extremo. Pocos silencios serán tan elocuentemente destacados en las actas oficiales.

Oriol Junqueras: en su primer discurso como vicepresidente de la república apeló a Dios. Sí, ese es uno de los valores de la Arcadia: «Todos iguales a los ojos de Dios». Es la aconfesionalidad del nuevo Estado. Quien esto escribe no vio las caras que pudieron poner sus colegas de la CUP.

Tercer jinete, Carme Forcadell. Sus modos dirigiendo el debate más relevante en la historia de Cataluña, cambiando las reglas sobre la marcha, sacudiéndose a un luchador antifranquista que denunciaba el atropello (Joan Coscubiella), fueron un bochorno. Pero no inesperados.

Y desde el arriba, en la tribuna del Parlament, el cuarto hombre que les observaba a todos: Artur Mas. Hace solo siete años tenía que salir en helicóptero de ese mismo recinto: «Es intolerable que para realizar nuestras funciones tengamos que acceder por estos medios por la violencia que se vive en la calle». Hoy en la Arcadia nadie recuerda el 3 %, el caso Palau o que tuvo que refundar su partido por la corrupción. Lo ha conseguido.

Mañana lunes las facturas de la luz seguirán llegando a la Arcadia. Se seguirá usando el DNI para hacer miles de operaciones y trámites. Y se dictará alguna sentencia siguiendo las mismas leyes que la semana pasada. Y por fortuna será así.