El himno y la letra

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

04 nov 2017 . Actualizado a las 09:07 h.

Entrevistó el conocido periodista De la Morena al popular futbolista Sergio Ramos del Real Madrid y, al ser preguntado por la inquietante situación de Cataluña, la respuesta del defensa fue rotunda: «Me preocupa más que el himno de España no tenga letra que el problema de Cataluña».

Como ven, las preocupaciones personales además de extravagantes son múltiples, insospechadamente plurales y el himno, que es uno de los tres del mundo que no tiene letra, pasa a ser una de las inquietudes que no recogen las encuestas del CIS, por lo menos hasta ahora. Primo de Rivera encargó una letra a Pemán que tuvo desigual fortuna y nunca acompañó a la melodía de la marcha real como había sucedido anteriormente con Marquina y después, incluso recientemente, con los intentos de convertir en cantable, lo que a mi juicio resulta a estas alturas imposible, pese a los desvelos del bueno de Ramos, al que le faltó concluir la frase con la coletilla de fútbol es fútbol.

He faltado a mi autocompromiso de escribir sobre los difuntos en su día y recordarlos piadosamente en un par de frases. Yo que tengo una deriva hacia el mundo de ultratumba, la patria de los muertos, debo disculparme ante ellos y ustedes por el olvido imperdonable, pero otro año será.

De lo que no me olvido es de la cuestión catalana, de esa suerte de locura injustificable que está contaminando perversamente a la totalidad de la ciudadanía española. La cuestión catalana dejó de serla para convertirse en la principal preocupación de todos los españoles. Es una matraca insoportable que llevó al preso de confianza que compartía celda con el líder de la ANC Jordi Sánchez a pedir el traslado de calabozo, lo que le fue inmediatamente concedido.

Y el ex president creando problemas extraterritoriales en Bélgica, la patria bruselense de los mejillones y los chocolates Godiva sin olvidarnos de los diamantes de Amberes que comercian judíos flamencos y valones por igual. No voy a ser yo quien cuestione el ingreso en prisión de los ex consellers, la mayoría al menos. Lo que sí subrayo, sin entrar en cuestiones jurídicas, es la oportunidad política, apenas 50 días antes de la consulta electoral de diciembre. Es la cuerda de presos, como en la vieja película de Lazaga, paseada por todas las cadenas televisivas en furgones de la Guardia Civil. Ni tampoco cuestiono la declaración del exvicepresidente Junqueras confesándole, es un decir, a la jueza el inicio, la primera frase célebre del Pascual Duarte de Cela: «yo señor, no soy malo…»

Esta preocupación colectiva está mermando nuestra capacidad de interpretación, a la vez que anula en gran parte nuestra lucidez. Va a ser cierto que debemos preocuparnos con Sergio Ramos, de la letra y el himno.