Monchu: la certeza del socialismo

OPINIÓN

22 nov 2017 . Actualizado a las 20:58 h.

«Aunque mucho se ha ido, mucho queda,/  y aunque ya no tengamos esa fuerza/ que en los días pasados sacudió/  cielos y tierra, esto que somos, somos:/ un mismo ardor de heroicos corazones/ menguado por el tiempo y el destino/ pero determinado a combatir,/ a buscar y a encontrar, y a no rendirse». (Fragmento de Ulises, del poeta Alfred Tennyson).

El socialismo gijonés decide el próximo domingo quién será su próximo secretario general. De entre las opciones que se barajan hay una, la de José Ramón García, que se define por la constancia y la capacidad de sumar voluntades, las mismas voluntades de las que habla Tennyson en su poema, cuadros políticos que suman experiencia y talento para afrontar el reto de volver a ser el partido «determinado a combatir, a buscar y a encontrar; y a no rendirse».

La candidatura de Monchu se construye desde las bases y ofrece un programa político que permite encontrar un espacio de solvencia desde la racionalidad política, alejándose de las emociones y abrazandose a certezas. El proyecto que defiende ofrece seguridad y confianza en un momento en el que la mayoría de partidos se tambalean a un lado y otro del espectro político, consagrándose al filibusterismo, al cortoplacismo y la demagogia con tal de arrinconar a la fuerza politica de la izquierda que más votos ha recibido en las últimas elecciones locales, alejándose de los intereses generales de la ciudad.

La modernidad liquida de Zygmunt Bauman tiene también su correlato en la vida politica municipal de nuestra ciudad y alcanza su máxima expresión en un contexto en el que un partido regionalista de derechas es apoyado por fuerzas políticas de izquierda que cierran acuerdos que no se cumplen, diluyendose en el olvido «¿como lágrimas en la lluvia?»

 La candidatura que apoyo desborda esta situación apostando por un discurso que se construye con la ciudadanía,  que recoge el legado que el socialismo democrático ha dejado en la ciudad, sentando las bases de una economía sostenible, conectada a la modernidad, y de una sociedad cohesionada a través de sus diferentes movimientos sociales, los mismos que hoy reclaman mayor participación en los asuntos públicos que nos conciernen.

José Ramón lleva toda la vida trabajando con esos movimientos y ha sido protagonista de su devenir defendiendo alterantivas para una juventud que en los 90 y la primera década del 2000 afrontaban su futuro colmada de dudas, incertidumbres y otras cargas sociales y económicas que significaban algo más que un obstáculo en sus vidas y todo un estorbo para abrazar alguna esperanza. Abierto hasta el Amanecer primero y Mar de Niebla después fueron, han sido y son, precisamente, un espacio para la esperanza y un buen chute de entusiasmo para comprender que el mundo continúa y que hay razones para conectarse a Gijón, a sus vecinos, a su futuro.

El carácter es destino, decían los clásicos griegos y un filósofo alemán borracho de hermosos y trágicos delirios. Esta candidatura también tiene carácter y tiene épica, a borbotones. Para empezar nace con la pretensión de conciliar aquello que se rompió en primarias anteriores y lo hace sin rencores ni resentimientos, sino con la voluntad de fortalecer un partido dispuesto a dar respuestas y soluciones. Que nadie se lleve sorpresas cuando lea sus nombres. El caracter es destino y el de Monchu está embarnecido por el barrio de La Calzada, tiene aroma de clase obrera, suena a rock.  Permítanme la licencia: va de Las uvas de la ira a cualquier film de Ken Loach, de Bruce Springsteen a los Ramones.  Y es que este partido necesita desprejuiciarse y asumir con humildad que la razón también está ahí fuera. Una razón más para afirmar que esta candidatura es solvente, porque se siente complice de los problemas de los demás pero también de las soluciones que aportan los otros. Y ese sentido de «la otredad» en la busqueda de soluciones es el que nos da la posiblidad de ser una organización politica moderna, abierta a una sociedad abierta y movilizada.

Por lo demás, decir que la vida de Monchu y la mia han corrido paraleales desde que yo era Secretario de las Juventudes Comunistas de Gijón y él un joven fundador de Abierto hasta el amanecer. Hemos compartido códigos, discursos, en espacios distintos. El suyo a pie de calle, entre familias, siempre conectado a los demás, el mío en las redacciones, en los libros y los cines. Hoy los dos compartimos un mismo proyecto y un mismo partido. Y seguimos siendo compañeros y cómplices, como diría Tennyson, con un mismo «ardor heroico en los corazones».