Política de mantente mientras cobras

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

BENITO ORDOÑEZ

24 nov 2017 . Actualizado a las 08:08 h.

Todos los gobiernos desde 1978 han pagado un peaje para mantenerse en el poder. Algunos de esos peajes están en el origen de los actuales conflictos

Los nacionalistas vascos, con su política pragmática, están obteniendo una buena rentabilidad. Han cambiado el principio hispánico del «quien no llora no mama» por el chiste del dentista: «no nos vamos a hacer daño, ¿verdad?». Y funciona. Es lo que mejor funciona en las relaciones del Estado con las autonomías no gobernadas por el Partido Popular. Todo lo demás es lío, confrontación, protestas o broncas. Mariano Rajoy, que es algo así como el enemigo público número 1 en Cataluña, en el País Vasco es un presidente bueno y generoso al que vale la pena apoyar. También se podría decir de otra forma: es un presidente tan necesitado de apoyos al que vale la pena estrujar. Por una razón u otra, la cosa funciona. Rajoy tuvo los votos del PNV cuando los necesitó y el PNV volvió ayer de Madrid con un buen trato: el País Vasco pagará al Estado por el cupo 250 millones anuales menos que hace diez años.

¿Es tan injusto como dice Albert Rivera? Desde luego, eso de cobrar y gestionar los impuestos y pagar después al Estado una especie de alquiler de los servicios es un privilegio del País Vasco; el privilegio de tener derechos forales históricos que nadie se ha atrevido a tocar. Si ese privilegio se traduce en que Euskadi apenas contribuye a la solidaridad con las regiones más necesitadas, es insolidario. Y si el importe se calcula a la baja, como ha ocurrido esta vez por necesidades políticas, convierte a su cálculo quinquenal en un mercado donde se trafica con la estabilidad y su precio.

Este año hubo, además, mala suerte. El cierre del cupo, que ayer se votó en el Congreso, coincide con el debate de la financiación autonómica, que Pedro Solbes calificó en su tiempo como un sudoku. Las necesidades financieras de las comunidades, tan eternas como difíciles de satisfacer, hacen que las comparaciones sean inevitables. Si hay comparaciones, surge el agravio. Y donde hay agravio, hay conflicto. Que se lo pregunten a Pedro Sánchez, que, para pacificar a sus barones celosos de los vascos, ha tenido que ponerse al frente de la manifestación y hacer compatible el voto a favor del Cupo con la exigencia de resolver la financiación general.

¡Qué difícil es gobernar este país tan diverso! Pero, sobre todo, ¡qué difícil es gobernarlo con tantas heridas abiertas! Y atención: el Estado de las Autonomías no se ha construido ni se sigue construyendo de acuerdo con un diseño racional, sino según las necesidades de cada momento. Todos los gobiernos que hubo en España desde 1978 han pagado un peaje para mantenerse en el poder. Algunos de esos peajes están en el origen de los grandes conflictos actuales. Es la política del mantente mientras cobras. A lo mejor es preciso ir tomando en serio la solución federal.