ERC hace todo lo posible para que gane Puigdemont

Tomás García Morán CUADERNO ELECTORAL

OPINIÓN

STEPHANIE LECOCQ | efe

08 dic 2017 . Actualizado a las 10:04 h.

ERC parece estar haciendo todo lo posible para que gane Puigdemont. Es la segunda vez en poco más de dos años que Junqueras cae en la emboscada convergente. En el 2015 negó hasta el último minuto del último día la posibilidad de una candidatura conjunta. Todas las encuestas daban una victoria de Esquerra y ya se veía presidente. Pero la presión de la calle (ANC y Òmnium, con Forcadell a la cabeza) fue brutal, y Artur Mas la supo administrar a su favor con un chantaje que torció la voluntad de Junqueras: si no había una lista única, agotaba los dos años que restaban de legislatura. Y así fue cómo nació Junts pel Sí y apareció en escena Puigdemont, después de que la aritmética parlamentaria le regalara a la CUP el gustazo de enviar a Mas a la papelera de la historia. Esta vez los convergentes no tenían la palanca necesaria para hacer pasar por el aro a ERC. En primer lugar, porque las elecciones ya estaban convocadas. Y no por el presidente de la Generalitat, sino por Rajoy. Y en segundo porque Junqueras encontró en la cárcel de Estremera un blindaje frente a la presión de quienes le exigían una reedición de la coalición.

Pero aun así lo han vuelto a conseguir. No la lista unitaria que querían inicialmente. Pero quién sabe si algo mejor. Hace un año, las encuestas situaban a ERC en el entorno de los 50 diputados, con el PDECat en la senda de convertirse en un partido residual. A dos semanas de los comicios, ya no es una locura pensar que la lista de Puigdemont pueda superar a ERC, y de rebote darle la victoria a Ciudadanos.

Sobre todo mientras Marta Rovira siga cayendo en trampas como la exhibición de fuerza de ayer en Bruselas, un acto diseñado para mantener vivo el relato épico del presidente en el exilio. Y entre tanto, Junqueras escribiendo cartas al director en periódicos y chiringuitos digitales indepes, el único recurso que le ha dejado el juez Llarena.

A Rovira al menos la expedición a la capital de Europa le ha servido como coartada para no tener que participar en el primer debate televisado. La explicación oficial para no enfrentarse cara a cara con Iceta, Arrimadas y Albiol fue que no había avión para llegar a tiempo. Pero lo cierto es que en ERC se han dado cuenta de que la heredera de Junqueras no da la talla, y cada vez la veremos más «arropada» en lo que queda de campaña. Ya ha dicho en La Sexta el periodista indepe Ferrán Casas que Esquerra «tendrá que fichar en el mercado de invierno».

Por lo demás, la expedición a Bruselas ha constatado que el independentismo sigue encasillado en una retórica basada en el insulto a España, lo cual solo servirá para agravar los efectos perniciosos de su fake-DUI -se nota que los políticos no venden fuet- y para que el unionismo se movilice más si cabe.

El viaje a Bruselas también deja alguna anécdota. Como la del grupo de indepes que acudieron a cenar el martes a un céntrico hotel propiedad de una cadena española y se encontraron con la cena de navidad de los eurodiputados socialistas, con José Blanco al frente tocando la guitarra. Pasada la medianoche, algún huésped protestó y hubo que acabar la fiesta por la vía rápida.