Villar, el «president» ideal

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto Sánchez Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

19 dic 2017 . Actualizado a las 08:12 h.

Este es un país en el que no damos cabida a las eminencias; a las gentes de bien y a los decentes. España no solo maltrata sino que llega a perseguir a quienes ejercen un trabajo honesto y tienen un comportamiento irreprochable. Por envidia o por lo que sea, pero no los valoramos y los trituramos. Tenemos a Puchi huido; a Oriol Junqueras dedicado a la meditación y a la oración; a las Campos sin programa en televisión y a Ángel María Villar, arrinconado y humillado pese a estar realizando unos esfuerzos infrahumanos para que España no se pierda el Mundial del próximo verano. 

Villar, toda una vida dedicada a la presidencia del fútbol español, ha vuelto a casa por Navidad y reapareció ayer para decirnos que el que advierte no es traidor y que España corre un serio riesgo de no poder estar en Rusia. Y ya que estaba allí y la mañana era propicia, aprovechó para hablar de su inocencia en las acusaciones por los delitos de administración desleal, apropiación indebida, corrupción entre particulares, falsedad documental y posible alzamiento de bienes que lo llevaron a la cárcel porque, según aseguró, de todo esto no tiene ni idea y se «han utilizado a jueces y fiscales».

Lo de los jueces y fiscales rendidos no sabemos a quién ya lo conocíamos porque nos lo habían adelantado nuestro admirado Puchi y los miembros de su comparsa, algunos de los cuales tuvieron también que salir escopeteados para no verse perjudicados. Incluso mucho antes Federico Trillo nos había advertido que el Gobierno de ZP usaba la Justicia a su antojo. Y es que aquí hay que cuidarse mucho de que no te cojan ojeriza, como es el caso de los líderes catalanes o del propio Villar, porque te lanzan a las garras de jueces y fiscales y te amargan la vida. Sin motivo, pero te la amargan.

Estamos llenando las cárceles de talentos e inocentes ciudadanos entregados a la noble labor de hacer el bien. A unos solo les movió lograr la felicidad y la prosperidad de sus conciudadanos, aunque para ello hubieran de saltarse el Everest. A otro, únicamente el fútbol teniendo que dejar a un lado el bienestar de los suyos y la dicha de los amigos y próximos.

Son vidas paralelas truncadas por la sinrazón y los intereses de los más fuertes. Son incomprendidos a los que esta sociedad tan injusta no agradece todo lo que hicieron por ella. Por eso una buena solución, ahora que Puchi ha dicho que no vuelve y Junqueras sigue rezando, es hacer a Villar president. Pero no del fútbol, sino del Govern. Así nos evitaríamos el espectáculo que vamos a tener que padecer a partir del jueves. Y de paso confirmaríamos aquello que alguien dijo, no sé si el propio Jardiel Poncela, de que la única profesión que no necesita preparación es la de idiota, porque para todas las demás, hay que estudiar.