La curiosa tesis de Rubalcaba

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

benito ordoñez

27 ene 2018 . Actualizado a las 08:40 h.

Sostiene Rubalcaba: «Lo que quieren los independentistas es que el Estado les quite a Puigdemont de en medio». Y añade: «El Estado lo hará, pagará el coste». No es la primera vez que escucho esa tesis. Pero, puesta en boca de Alfredo Pérez Rubalcaba, tiene una credibilidad añadida: el que fue líder del PSOE y vicepresidente y ministro del Interior cuando ETA renunció a la lucha armada, mantuvo hace unos días una extensa conversación con Marta Pascal, número dos del PDECat, y con su diputado del mismo partido, Jordi Xuclá.

Fue un encuentro casual, pero, conociendo a don Alfredo, seguro que además resultó informativamente interesante.

Y vayan ustedes a saber: Alfredo Pérez Rubalcaba tiene una extraordinaria facilidad para extraer información y una excepcional capacidad analística para obtener conclusiones. Esta puede ser una de ellas.

Para juzgar el momento de Carles Puigdemont, me atrevo a añadir el diagnóstico que hace casi 35 años le hizo Miquel Roca a Alfonso Guerra: «Lo que le ocurre a usted, señor Guerra, es que hay mucha gente que le tiene muchas ganas».

Al refugiado en Bruselas le sucede lo mismo. Seguro que se puede hacer un listado de gente más o menos próxima a él que le tiene tirria.

Para empezar, se la tiene su partido político, el PDECat, humillado por Puigdemont cuando hizo la lista de las últimas elecciones por su cuenta, con sus gentes de confianza y al margen de la disciplina y la autoridad de la estructura partidaria.

Le tienen tirria los de Esquerra, que no le perdonan que les haya quitado la primacía en unas elecciones que Oriol Junqueras parecía tener ganadas ni que esté tomando copas por Europa y erigiéndose en mesías del independentismo mientras su líder duerme en la cárcel… Pero, sobre todo, quieren que el Estado los libere de Puigdemont todos estos: los que son tan independentistas como él, pero rechazan sus métodos y su egocentrismo; los que están viendo cómo su nombre significa conflicto, desconfianza y, por tanto, ruina económica; los que no están dispuestos a pagar ese alto precio por la independencia; los que dan por fenecida la vía unilateral; los que solo le votaron como acto de protesta contra el 155 y el Gobierno que lo decretó y los que quisieron demostrar la vitalidad del independentismo más intransigente.

Ahora las actitudes están cambiando. Se empiezan a ver las orejas al lobo de la economía. Y se empieza a ver una tendencia de retorno al pragmatismo, que consiste en aspirar a la independencia sin fecha, pero sin perder ninguno de los beneficios que proporciona el Estado español.

Sí, creo en la tesis de Rubalcaba. Lo que ocurre es que no hay redaños a pedirle claramente al Estado esa liberación.

Pero creo que esperan que lo haga hoy mismo el Tribunal Constitucional.