Tiroteo en Florida

Yashmina Shawki
YASHMINA SHAWKI CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

18 feb 2018 . Actualizado a las 08:17 h.

Según The Washington Post los asesinatos en masa a manos de tiradores se iniciaron en EE.UU. en 1966, cuando un estudiante se apostó en la torre del reloj de la Universidad de Texas y mató a 17 personas antes de que la Policía se hiciera con él. Sin embargo, no existe ningún registro oficial de muertes por armas de fuego en ese país, porque el Congreso lo prohibió en 1995, aunque algunas fuentes afirman que desde 1966 han ocasionado la muerte a más de millón y medio de personas. Las únicas estadísticas oficiales disponibles son las publicadas por el Centro Nacional de Salud, las cuales ofrecen el número de fallecimientos por estado individual indicando solo el porcentaje de muertes ocasionadas por arma de fuego. Para 2016 sale una media del 16 %, siendo los estados de Alabama, Alaska y Luisiana los que superan el 20 %. O lo que es lo mismo, de los 15.872 homicidios atendidos por servicios hospitalarios en 2014, 11.008 lo fueron por armas de fuego. La página web denominada Gun Violence ha contabilizado, solo en lo que llevamos de 2018, más de 6.000 incidentes con más de 1.800 muertes. De estos incidentes, 25 son calificados como tiroteos masivos, siendo el del día de San Valentín en Florida, con 17 víctimas, el más trágico hasta ahora. Al margen de los gravísimos fallos en la labor del FBI, que no investigó los avisos sobre Nikolas Cruz, lo cierto es que si este joven, por muy trastornado que estuviera, no hubiera tenido acceso a un arma de fuego, no habría podido ocasionar esta masacre. Porque las armas son instrumentos para matar. Instrumentos, por cierto, que mueven muchísimo dinero, la verdadera razón por la que ni Donald Trump se atreve a condenarlas aunque siga muriendo tanta gente.