«Hoy hemos tenido que comprobar varias veces en qué día y en qué año estamos. Parece difícil comprender algunas decisiones judiciales como la del cantante Valtònyc, el secuestro de Fariña o la retirada de una obra de arte de ARCO por entender que es incómoda. Sí, estamos a 21 de febrero de 2018 y sí, estamos en España». Así empezó el miércoles Helena Resano su informativo en La Sexta y me parece una descripción perfecta de lo que está ocurriendo en nuestro país. Lamentablemente, y lo digo con toda la pena del mundo, considero que estamos retrocediendo a pasos agigantados cuando supuestamente la experiencia y el recorrido democrático de una nación se tendría que ir perfeccionando precisamente en el transcurso de los años.
Estamos en una época en la que la hipersensibilización nos está confundiendo y parece que ya no se puede decir ni hacer nada sin que un colectivo tenga que manifestar su rechazo. Da igual que se trate de un artista, de quienes participan en un carnaval o de un comentario en redes sociales. Ayer Amnistía Internacional denunció que la libertad de expresión en España se restringió de forma «desproporcionada» en 2017. Una mala noticia que como sociedad nos debería hacer reflexionar. Yo soy antitaurino y no comprendo que haya gente que defienda la tauromaquia, y más si se me argumenta que forma parte de la libertad de las personas que existan las corridas de toros. Pero que no comparta ese punto de vista no quiere decir que yo apoye que se persiga esa idea por muy detestable que me parezca. En democracia la libertad de expresión es un derecho fundamental y como tal debe gozar de la máxima protección.
Desgraciadamente hemos perdido a Forges, que cada día en El País nos resumía de manera muy gráfica la actualidad del momento. Sin duda fue uno de los mejores garantes de crear opinión con sus viñetas y de no acomplejarse por la hipersensibilización de algunos que solamente quieren que se traten las cosas como ellos las ven. Yo al menos considero que no hay que perder la perspectiva crítica y, como se suele decir, a veces la verdad duele. O como decía George Orwell: «Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques».