Guta, la nueva Alepo

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

28 feb 2018 . Actualizado a las 08:22 h.

Cuando un diplomático afirma ante los medios de comunicación que se siente frustrado, en realidad está diciendo ya no puede más. Y eso es lo que hizo, Olof Skoog, el embajador de Suecia ante las Naciones Unidas, cuando tras largas negociaciones en el Consejo de Seguridad, la iniciativa de su país y de Kuwait para conseguir una tregua para Guta, en Siria, se vio frenada por las reticencias rusas. Aún fueron necesarias más horas de negociación hasta cumplir tres días y el cambio del término «inmediato» por «lo antes posible» para que Rusia, el gran aliado del régimen dictatorial sirio, aceptara la iniciativa. Pero, ¿a qué coste?

Guta oriental, bastión de los rebeldes contra el régimen de Bachar al Asad, es un barrio de Damasco habitado por más de 400.000 personas. Lleva sufriendo el asedio de las tropas gubernamentales desde el 2013, pero los ataques se han recrudecido de manera dramática en la última semana. Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, aviones y helicópteros rusos no dejan de lanzar barriles explosivos sobre esta zona urbana densamente poblada, lo que está provocando un número altísimo de víctimas civiles, sobre todo, niños. Se calcula que, en menos de una semana, han muerto 500 personas, los heridos están sin cuantificar.

Descrita como la «nueva Alepo», no parece que se pueda evitar que Guta viva una carnicería similar hasta que Rusia y Bachar se hagan con ella. La tregua humanitaria de 30 días quizás sirva para evacuar a un gran número de civiles atrapados y aliviar a los que no puedan o no quieran salir. Pero su destino parece sentenciado: la tiranía se resiste a desaparecer. Y, mientras, la madre de Mohammed, de 10 años, pide que la maten para irse con su hijo muerto, un pequeño de su edad y la mirada perdida yace en una camilla sucia con una pierna amputada.