A la japonesa

OPINIÓN

03 mar 2018 . Actualizado a las 09:39 h.

A las mujeres del PP se les ha ocurrido incitarnos a trabajar el doble durante la huelga del día 8. Es una de esas propuestas que hay que leer dos veces para comprobar que el titular no es de El mundo today. Y no lo es. La idea ha salido de la boca de Cristina Cifuentes, que pasa por ser la chica más moderna del partido, con su moto y sus tatuajes. También era moderno Gallardón y mira en qué quedó la cosa. Es una curiosa forma de reivindicarnos. Un matiz que por ejemplo puede sorprender a una de esas Kellys que se levanta al alba para limpiar 26 habitaciones de hotel. Siguiendo la tesis Cifuentes, el espíritu feminista les saldría muy reforzado si retiraran las pelusas de 52 alcobas. Unas machotas.

La huelga a la japonesa propuesta desde el PP es tan surrealista como la realidad misma. Cuando la policía de verdad confunde a Joaquín Reyes con Carles Puigdemont y hasta le pide que se identifique es que los límites de lo cierto empiezan a estar muy borrosos. Conviene estar preparados para lo peor.

Vistos los precedentes, los ciudadanos deberían tener su informador de confianza. Está Twitter como para fiarse de lo que se lee. Más que nunca hay que establecer alianzas entre los periódicos y sus lectores. Pactos de rigor a cambio de lealtad. Para saber a la primera si el vídeo del Nodo con el que una inmobiliaria vende el pazo de Meirás es una noticia o una coña de El jueves. Nunca han tenido tanta competencia desleal los humoristas. Ni nunca la realidad ha superado tanto y de forma tan creativa a la ficción.

Una de las que más afina con los guiones es Celia Villalobos. Una fenómena como inspiradora de pancartas. Hace poco resolvió el incierto futuro de las pensiones proponiendo a los jóvenes que metieran dos eurillos al mes en un calcetín. Y reñía a todos esos pensionistas rufianes que se han pasado más años cobrando la pensión que trabajando. En plena erupción volcánica de la crisis, el FMI llegó a insinuar que no había forma de cuadrar las cuentas públicas con ciudadanos viviendo tanto. En lugar de arrimar el hombro y ayudar a los Estados a aligerar el gasto muriéndonos pronto, tenemos la mala costumbre de convocar a la parca cuando ya no nos queda más remedio. También podría ser de El mundo today, pero no. Así es normal que una se crea la tesis que propone el director italiano Roberto Andò en la película Las confesiones. Los ministros de economía del G8 y el presidente del FMI se reúnen en un espectacular hotel alemán. Lo hacen para repartirse el pastel. La cinta los presenta como un clan de villanos que especulan con el mundo para hacerse ricos hasta perder el sentido. Por las reuniones se pasea el chiste del corazón. Un hombre de 40 sufre un infarto y necesita un trasplante para seguir vivo. El médico le ofrece primero el corazón de un niño de 8 años; demasiado pequeño. La alternativa es el de un broker de la City; el paciente dice que imposible porque los broker no tienen corazón. Se quedará con el corazón del presidente del FMI: lo tiene pero nunca lo ha usado.