Construir patria y cultura de clase y pueblo como alternativa popular socialista

OPINIÓN

08 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Primero saltaron las élites neoliberales catalanas con su independentismo, como estrategia de cambio de la dinámica social de ruptura del bipartidismo por Podemos, IU y las confluencias. Ahora, le siguen los neoliberales del corrupto gobierno socialista asturiano, creando el problema de la cooficialidad en la misma línea del derecho a decidir que dio la victoria en Cataluña al neoliberalismo conservador y en la línea de los demócratas yanquis liderados por Obama y la Clinton, que dieron el gobierno al conservador neofascista de Trump antes que dar el apoyo al socialista Bernie Sanders, como el único dirigente de izquierdas que podía hacerle frente. La política imperialista neoliberal yanqui practicada para Europa, si algo ha dejado claro con la política de los estados fallidos ha sido, que antes que una Europa unida que compita por la hegemonía con EEUU, preferirán su balcanización para dividirla, debilitarla y ponerla a su servicio como hizo con Yugoslavia y los antiguos países del este, dándonos la geopolítica globalizada una explicación de las pequeñas cosas. Sin duda también de esta.      

Como todo tiene una explicación diremos que la crisis global del sistema capitalista visualizada con la explosión de la burbuja inmobiliaria de EEUU en el 2008, significó para España en el 2011 bajo el gobierno socialista de Zapatero, la ruptura del pacto social de bienestar y el constitucional de las autonomías de «café para todos» ideados durante la transición por el PCE-PSOE, para la reconciliación con la oligarquía vencedora de la guerra civil tras el golpe de estado de 1936. Para los neoliberales ahora la prioridad está en la continuidad de las políticas de austeridad, privatización de lo público y su puesta al servicio del libre mercado de las multinacionales, por el gobierno central y autonómicos en manos neoliberales y para continuar con la rapiña de la austeridad y la corrupción, que mejor que recrear el conflicto histórico sin resolver de la configuración de España sacrificando la estructura autonómica nacida del 78, para así crear la división de las fuerzas políticas del pueblo para la victoria neoliberal.

La estrategia del neoliberalismo de desviar la lucha de clases hacia temas identitarios mediante el protagonismo mediático y el liderazgo social tiene como novedad que la lucha por la defensa de la identidad burguesa periférica en España, se promueve desde las propias filas del movimiento obrero y popular, por la asunción como propia que han hecho de la cultura dominante durante su desarrollo histórico los ascendientes que conformaron nuestra clase y pueblo y por el valor teórico revisionista que le aportó el movimiento marxista español, que incorporó el sujeto identitario como revolucionario por encima del carácter de clase analizados en varios artículos que nacen del caso catalán, bajo el eufemismo “del derecho a decidir” posición actualmente hegemónica en la izquierda española. 

Esta polémica construida por la oligarquía neoliberal como propietaria de los medios de comunicación, tiene como objetivo crear la confusión y división del pueblo allá donde peligre su hegemonía y en estos momentos cobra importancia Asturies, como anteriormente lo fue Cataluña donde ya se tiene el gobierno municipal de Barcelona, como territorio con posibilidades de ser gobernado en las próximas elecciones autonómicas por la confluencia de Podemos e IU, con un programa contra la austeridad y la defensa de lo público, que suma fuertes posibilidades de victoria después del cambio de la dirección socialista asturiana a manos del sanchismo, contraria a las anteriores ejecutivas socialista neoliberales.

Lo apariencia casual de este debate en Asturies, viene de la posibilidad de la cooficialidad del asturiano recogida por el gobierno del socialista neoliberal Javier Fernández, con más de treinta años de gobierno con la IU de Gaspar Llamazares, por el pronunciamiento del congreso socialista asturianos durante la derrota de la mayoría neoliberal, de apoyo a la cooficialidad sin definir derechos ni obligaciones de los residentes y apoyada por el resto de la izquierda reformista y radical, poniendo en bandeja a la derecha neoliberal y extrema del PP y Ciudadanos la iniciativa mediática, vendiéndola como una imposición autoritaria a una ciudadanía más plural, usurpando el lenguaje de los valores democráticos de las fuerzas del pueblo, que como en Cataluña, vuelven a fallar situando la diferencia entre la izquierda y la derecha en la identidad y no en la economía y la lucha de clases.

La izquierda plantea la cooficialidad del asturiano como una conquista del pueblo en la recuperación de su cultura y de su país, pero creemos que parten de premisas falsas y de arrogaciones que no son suyas, donde un pueblo por muy pasiva que sea su actitud política, por criterio democrático, nunca puede delegar en un parlamento la toma de la decisión de una cooficialidad que conlleva derechos y deberes para la ciudadanía y que por lo tanto, solo ella puede democráticamente decidir. Esto implica para la izquierda reformista y radical definir a qué obliga a la ciudadanía y a la clase trabajadora, el tipo de cooficialidad que plantean para Asturias para que democráticamente puedan decidir, donde muchos de los que participamos desde posiciones de clase en este debate, situamos el límite al asturiano o asturianos, a un derecho de la ciudadanía y ninguna obligación para la clase trabajadora.

Las fuerzas políticas, sindicales y movimientos sociales que dan esta batalla identitaria, lo hacen desde una concepción histórica revisionista, abrazando como un dogma metafísico y subjetivo, una cultura dominante que les da identidad histórica sin haber cotejado empíricamente a quién representa y situándola por encima del concepto de clase, al parecer anticuado y superado por las nuevas realidades sociales, que han creado nuevos sujetos como el precariado o el feminismo entre otros movimientos, siempre dando la batalla aislados unos de otros y en su conjunto de la clase obrera, sin poner en cuestión el sistema capitalista y sin profundizar en la existencia de una cultura histórica de siglos, que sí representa a la actual clase obrera y demás clases sociales que conforman el pueblo oprimido y explotado desde el nacimiento del esclavismo y la lucha de clases, hace unos diez mil años.

Olvida esta izquierda el análisis concreto de la realidad concreta, al no situar de qué sujetos históricos provenientes está formada la clase obrera moderna y las clases medias burguesas, profesionales e intelectuales, incluido el del pequeño sector autónomo de agricultores y ganaderos asturianos, que pueden mantener una relación histórica con el viejo campesinado que cultivaba su tierra y cuidaba ganado, pagando los impuestos al feudal y a la iglesia de turno, como ahora el moderno pero falso autónomo esclavizado a un empresario, que como al feudal, poco le importa si gana o no para comer, incluyendo a la mujer campesina, fácilmente heredera genética por la retención que la esclavitud romana, feudal, eclesiástica y patriarcal, ejerció violentamente sobre ella.

Olvida esta izquierda por partir del populismo simplista inducido entre las masas por las oligarquías dominantes, que la historia y la cultura escrita trasmitida es siempre la de los vencedores y que los vencedores hasta ahora siempre han sido las élites de la clase dominante, que sí han trasmitido generacionalmente, junto con sus propiedades y riquezas, su cultura ideológica y política esclavista y feudal a través del saber de la iglesia católica romana desde hace más de mil quinientos años, incluida la del asturiano y sus variantes. Cómo hablamos y los iconos e instituciones que actualmente se defienden en Asturies o Cataluña, forman parte de la cultura y lengua del colonialismo imperialista y patriarcal inculcada durante siglos; son sus historias, estandartes y sus cruces, que conforman el actual estado burgués. Breve historia de la humanidad de los últimos 13.000 años.

Olvida esta izquierda, que la clase obrera asturiana junto con el resto de la sociedad española, tienen raíces históricas y modernas suficientes,  para la construcción de una identidad de patria común y todas tienen una relación con un proyecto de construcción nacional popular de España, que se construye con la suma de identidades individuales y colectivas en acciones históricas como las ligadas a la guerra de independencia española, con un fuerte impacto en Asturies el 25 de mayo de 1808 confrontando el pueblo con la oligarquía feudal monárquica, aliada al colonialismo francés o la resistencia civil y armada al golpe de estado fascista contra la república en 1936, que tiene previamente como asonada en Asturies la revolución de octubre del 34, que construyen desde la modernidad al nuevo sujeto social de la clase obrera, migrante de esclavos, siervos y pequeños campesinos.

La construcción de una patria para la clase obrera y el pueblo español, tiene que venir de la asunción por el imaginario obrero y popular, de los hechos y gestas históricas colectivas e individuales del pueblo realizado por el bien común, completamente ajenas a los objetivos e intereses de la clase dominante, siempre desde el interés privado. La hegemonía social de la cultura obrera y popular debemos crearla uniendo nuestros referentes históricos y modernos, en una línea política de masas de creación orgánica del poder obrero y popular. El imaginario popular de la patria cubana no está formado por la defensa y la exaltación de la lengua española ni el descubrimiento de América, ni la cristianización forzosa, ni la esclavización del pueblo negro, ni ninguno de los estandartes que las fuerzas imperialistas coloniales cristianas impusieron mediante la esclavitud y el genocidio. Pero sí las personas y las gestas que con sus actos construyeron un imaginario popular latino, de la igualdad, liberación e independencia de los pueblos de América del imperialismo colonial occidental.