El compromiso de Ovetenses

OPINIÓN

26 mar 2018 . Actualizado a las 11:52 h.

Esta revista que tiene ante sus ojos, lector, es el fruto del compromiso que LA VOZ DE ASTURIAS siempre ha sellado, a lo largo de su ya dilatada historia, con Oviedo y los ovetenses. El periódico, fundado en la capital en 1923, de la mano de José Tartiere Lenegre, fue desde el primer minuto un dinamizador más que ha cooperado en la medida de sus posibilidades a la transformación de la ciudad, la consolidación de una sociedad civil a través del debate público y de la expresión plural de ideas. En la redacción de LA VOZ nació también en 1926 el Real Oviedo, una enseña insustituible, un motor de cohesión de los ovetenses que ha traspasado también las fronteras y se ha expandido como un verso libre.

Por las páginas de este diario han ido sucediéndose las pequeñas y grandes historias que ayudan a levantar una ciudad, ese hábitat común capaz de generar emociones y recuerdos, olores, imágenes, deseos y frustraciones, capaz de provocar orgullo o vergüenza; ese ente vivo que se expande por las calles y que crece paralelamente a uno mismo. Hay una ciudad de nuestra infancia, otra de la juventud, de la madurez y así sucesivamente.

Oviedo: una ciudad escrita, pintada, fotografiada, cantada, rodada o esculpida. Clarín, Pérez de Ayala, Ángel González, Gonzalo Suárez, Dolores Medio, Antonio Gamoneda, José Avello, Jorge Martínez o José García Nieto, por citar algunos nombres, dejaron huellas que se han adherido a la ciudad como sombras y que circulan por los intersticios mentales de los ovetenses, aunque sea inconscientemente. Sobre esos cimientos, una nueva y joven generación tiene la intención de renovar el caldo cultural de Oviedo. Alrededor de un conglomerado de colectivos, de locales, de actividades, la capital vive una eclosión sin precedentes en las últimas décadas, una primavera cultural que quiere lavar la ropa vieja y los restos de otros naufragios.

Nace Ovetenses con el reto de plasmar el tiempo que vivimos y el clima que respiramos en esta ciudad. El cambio y también lo imperecedero, la urbe que dormita y la que se despierta cada día, sus bares y cafés, los comercios de siempre y los que están por venir, las callejuelas, los barrios, la zona rural, las iniciativas vecinales, los rincones desconocidos y amados, las escandaleras. El devenir de los carbayones: una mirada en el presente, en el futuro y en el pasado, en esa riqueza  de siglos que es la principal herencia de la ciudad.

Pase, lector, las páginas de esta revista que nace hoy. A lo largo de este y de los siguientes números de Ovetenses, seremos testigos de la evolución de Oviedo. Lo contaremos aquí, como es nuestra obligación de periodistas.  Y siempre contaremos con su complicidad.