El precio de las vidas ajenas

César Rodríguez Pérez
César Rodríguez JUEGO DE TRONOS

OPINIÓN

30 mar 2018 . Actualizado a las 08:29 h.

Somos simples usuarios, consumidores. Y nos gusta. A la mayoría de la gente no les interesa entender cómo funcionan las tecnologías que mueven el mundo, que están transformando nuestras vidas.

«No les importa, pensarán que esas cosas son magia», me decía hace un mes el consultor Steve Brumer. Parecido diagnóstico hacía también un directivo de Huawei, Wan Biao, al considerar que los usuarios «no necesitan percibir qué tecnologías están utilizando, solo sacarles partido». Pero hay un límite muy fino entre la despreocupación, la ignorancia sensata y cierta irresponsabilidad. Y el escándalo de manipulación de datos que afecta a Facebook ha desdibujado aún más esa porosa frontera.

Correo, mensajería, mapas, asistentes virtuales... Es de dominio público que la moneda con la que pagamos los servicios gratuitos de los que disfrutamos en la Red es la información, pero no es tan notorio que nuestras carteras estaban abiertas para cualquiera. Cambridge Analytica extrajo datos con fines oscuros. Y los desarrolladores del juego social My Cow (una granja virtual) lo hicieron casi sin querer, porque era fácil. ¿Quiere saber cuánto ha pagado en datos? Vaya a la página de Facebook que permite descargar toda su información. Revísela. Se sorprenderá. Y muy probablemente se escandalizará.