Ay, ay, Cristina

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

02 abr 2018 . Actualizado a las 08:28 h.

Por más que trato de encontrar una explicación razonable a la desaparición del trabajo de fin de máster de la presidenta de la Comunidad de Madrid, no la encuentro. Es verdad que en esa Universidad ya han pasado cosas raras, como que el exrector se dedicara a plagiar a sus colegas pero, en este caso, o han secuestrado el trabajo o algo raro está pasando. Cualquiera que conozca la Universidad y los trabajos de fin de máster o grado, sabe que existe un procedimiento perfectamente reglado en el que se especifican los pasos a seguir. Debe haber documentos registrados, actas... así como un ejemplar del trabajo depositado en la Universidad.

Por si esto fuera poco, hay dudas sobre la legalidad del tribunal, las circunstancias de la lectura, etc. Nada, ni una foto en el WhatsApp.

Para aclarar la cuestión comparecieron en rueda de prensa el rector y dos catedráticos que, además de ofrecer una información contradictoria con la del día anterior, parecían no tener muy claro de que estaban hablando. Resultó tan patético que hasta argumentaron que nadie sabía quién era a la delegada del gobierno en Madrid porque en aquellos momentos «no era tan conocida».

Resumiendo, mejor les hubiera ido si se cubrieran con un capuchón.

Con respecto a la implicada, tenía bien fácil enseñarnos su trabajo, actualmente uno de los textos más buscados de la literatura universal. Muy al contrario, afirmo que no nos lo enseña para no dar munición a la oposición y amenaza con querellas penales a quienes publicaron la noticia; al menos es tranquilizador saber que el supuesto trabajo no iba sobre la libertad de expresión y el oficio del periodismo.

No me preocupa la señora presidenta, pero sí los aspectos académicos. En primer lugar, en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) están pasando cosas muy extrañas, sin duda también buenas, pero la imagen de la institución está, una vez más, seriamente comprometida.

La segunda cuestión es que se transmite la idea de que todos los máster son un cachondeo, y es verdad que algunos los son, pues su única finalidad es que las universidades recauden dinero.

Por lo demás, el comportamiento lamentable de la URJC no hace más que ahondar en su pérdida de prestigio.

Lo último que han explicado es que la participación de Cifuentes en el máster presencial era «virtual», para justificar que ninguno de sus alumnos la viera en carne y hueso. Y como no, a un máster virtual le corresponde un notable virtual. ¡Ay, ay, Cristina! Me gustaría concederte el beneficio de la duda pero no puedo. En lo político, porque que la responsable máxima de las universidades públicas madrileñas haya generado semejante embrollo es una muestra de insensatez; en lo personal, porque solo se me ocurre decir: ¡Vaya morro!