N os estremeció en esa radiografía de las miserias de nuestra imperfecta sociedad que es The Wire. Y nos embrujó en Tremé con su retrato de la Nueva Orleáns devastada tras el paso del Katrina. Con esos avales, el anuncio de que David Simon va a abordar la Guerra Civil en su nueva serie generó entusiasmo, pero también críticas desaforadas. ¿Por qué?
El escritor y productor estadounidense ha tirado de retranca para defender A Dry Run (Simulacro), su proyecto para llevar a la pantalla la historia de la Brigada Lincoln, los estadounidenses que intentaron ayudar a la República. ¿Quiénes le atacaron? Pues tuiteros exaltados. ¿Y por qué? Por razones difíciles de defender. La primera es estúpida y se desacredita sola: como Simon no es español, no puede contar nada sobre España.
La segunda es un delirio. En la producción participa Mediapro, vinculada al empresario catalán Jaume Roures. Eso provocó una tormenta en las redes, con partidarios y detractores del procés elogiando y demonizando una obra que ni siquiera se ha empezado a rodar. Simon tuvo que recordar su probada independencia y espantar, tajante, cualquier teoría conspirativa: «Para la mitad de la población de Madrid y Barcelona que está recreando la lucha de 1937 a 1939 en mi timeline: no me importa una mierda el 2018».