17 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Son lo puto mejor que he escuchado en mucho tiempo», decía uno de los asistentes al concierto de presentación de su nuevo disco «El buen salvaje». Ellos son Alberto&García, y sin ninguna duda puedo afirmar que están en la cima de la música en Asturias y han fijado su rumbo en petarlo en el mercado nacional.

«El buen salvaje» es un disco ecléctico, al igual que los integrantes del grupo, donde predomina un estilo anglosajón junto a melodías y ritmos de la tradición latinoamericana. Esta combinación ya la iniciaron en algún tema de su anterior disco «Voladores» pero ahora han dado con las proporciones exactas: el resultado es brutal. Han conseguido tejer un entramado de letras y música que rozan la excelencia. Canciones que hacen que bailes y a la vez te deslumbre su letra. En cierta ocasión le pregunté a Antonio García de Diego que prefería el de una canción, si la letra o la música, y me respondió: «Que me guste y guste a la gente. Nada más. Buena letra y buena música: la perfección». Y Alberto&García la han logrado.

El grupo ha incrementado su número, con Manu al Saxo, que es de lo mejor que les pudo pasar, y Diego Reyes a la percusión: lo han clavado.

Yo estuve en el concierto inaugural en La Salvaje. Aquí se gestó gran parte de este nuevo trabajo: se notaba que jugaban en casa. La sala estaba llena desde hace tiempo y se ganaron al público desde el primer minuto. El mejor concierto que he visto entre esas paredes. Mientras veía el concierto se me hizo imposible no pensar en Manu y Alberto, hermanos, y todas esas tardes de niñez que soñaron ser grandes de la música. Y ahora que lo han conseguido, porque son grandes, me los imagino volviendo al hogar, a tumbarse en ese sofá con al satisfacción de haber alcanzado su sueño. Y lo que les queda.

Suenan muy bien, ya sea grabados o en directo, saben manejarse en el escenario con la tranquilidad que da el trabajo bien hecho. La voz de Alberto parece que ha sido conservada entre cazalla y miel, entre noches eternas de humo y leche caliente antes de irse a la cama. Una voz diferente, tan buena y a la vez extraña que no se parece a nada ni nadie. Un estilo, y con eso se nace.

No lo intenten en sus casas, en esta selva ellos son los reyes.