Montoro, valedor de Puigdemont

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

25 abr 2018 . Actualizado a las 07:20 h.

Tal y como están las cosas a día de hoy, el principal valedor de Puigdemont es Cristóbal Montoro. Y también el de los exconsellers imputados por malversación. De él dependen en gran medida, después de que el Tribunal Superior de Schleswig-Holstein haya pedido información complementaria sobre las afirmaciones del ministro a propósito de si existió o no malversación en el referendo, o lo que fuese, del 1-O porque de su resultado depende que Puigdemont y sus muchachos sean entregados a España, así como los delitos por los que podrían ser juzgados.

Montoro siempre ha sido muy suyo. Amenazó a empresarios, artistas, periodistas, comunidades autónomas y ayuntamientos y realizó una reforma fiscal que benefició a grandes empresas y fortunas. Pero su gran obra fue la amnistía fiscal a la que se acogieron 32.000 evasores, entre ellos Bárcenas, Rato, Granados y Pujol; amnistía que resultó ser anticonstitucional.

Pero su adornada trayectoria hasta hoy puede quedar ridícula al lado del lío que acaba de montar y que se traduce en un duro enfrentamiento entre instituciones básicas del Estado como el Gobierno a través de Hacienda por un lado, que niega la malversación, y el Supremo, la Abogacía del Estado y la Guardia Civil por otro, que aseguran tener pruebas de que cuando menos se malversaron 1,9 millones de euros de los caudales públicos.

Puchi y su cuadrilla deben de estar tocando palmas y con grandes expectativas de que los jueces alemanes no encuentren un solo delito por el que entregarlos. Descartado el de rebelión, el Ejecutivo desde Hacienda acaba también de descartar el de malversación y corrupción. Y el proceso judicial contra el procés puede irse diluyendo. Para la mayoría resulta imposible comprender el enfrentamiento de instituciones que puede derivar en una seria crisis. Aun aceptando que Montoro es muy suyo y que Llanera vive un tanto desbocado, la situación creada resulta inaceptable por innecesaria. Porque, sea cual sea el final del encontronazo, solo salen ganando Puchi y los suyos. Porque la duda ya está sembrada.