Asturias metropolitana

OPINIÓN

10 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La mayor parte de los profesionales expertos en geografía, urbanismo y territorialidad son claramente partidarios de que el centro de Asturias, es decir las grandes áreas urbanas de Oviedo, Gijón, Avilés, Siero y las cuencas, se convierta en un espacio coordinado y con una visión por encima de la municipalidad. Una buena idea si no fuera que quienes tienen que tomar la decisión son los representantes de los partidos políticos. No hace falta ser un lince para prever que cualquier pérdida de poder local o autonómico en beneficio de una nueva entidad tendrá muchos detractores.

De hecho todos los que recuerdan la etapa de Gabino de Lorenzo como alcalde de Oviedo y de Tini Areces en Gijón podrán confirmar que parte de su popularidad estaba construida sobre la base del localismo. O más bien de la competencia, cuando no rechazo, de la otra ciudad. Para ellos, en especial para Gabino, la coordinación queda muy bien pero primero yo. Una de sus ideas más populares -además de incierta- era aquella del cerco a Oviedo por los socialistas. Pues le funcionó muy bien, porque en política no se razona, se emociona y a mucha gente le parecía que combatía con denuedo a los gobernantes regionales y gijoneses. No hace falta recordar el estruendo que se forma con la rivalidad futbolística entre las dos ciudades. Pues lo mismo vale para casi todo lo demás. Una rivalidad deprimente cuando se sale del ámbito futbolístico, pero poderosa.

El intento del gobierno asturiano de poner en marcha un área metropolitana va a ser boicoteada por los partidos conservadores -esos mismos que acusan de hacer política con cualquier cosa a todos los demás-, máxime cuando queda un año para las próxima elecciones autonómicas y municipales. Y posiblemente por los demás. Para hacerse una idea de lo que los alcaldes y los dirigentes entienden por una cogestión equilibrada de la zona central de la región no hay más que ver lo que está pasando con la creación del grado de Deportes entre Gijón y Mieres. Para empezar la decisión es de la Universidad que, por cierto, está ya repartida entre varios campus en un adelanto de lo que puede ser un área metropolitana. A pesar de ello ya se han posicionado casi todos a favor o en contra de una u otra ciudad. Un síntoma claro de cómo funcionaría el área central coordinada. Cada uno por su lado y caña al rival. Justo como hasta ahora, así que me temo que el esfuerzo de Fernando Lastra, meritorio y necesario, durará lo que él en la consejería. Y mientras tanto los profesores universitarios que digan misa que las elecciones se ganan oponiendo Gijón a Oviedo y viceversa. ¿O no?