Triqui, un legado de lucha y compromiso

OPINIÓN

Triqui
Triqui

06 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La figura de Emilio Huerta Rodríguez, Triqui, es, sin duda clave en la historia reciente de Asturias, en su sindicalismo, y también en su política. Triqui puso proa en los 80 y en los 90 frente a quienes querían acabar con todo el tejido industrial de esta comunidad, abandonando a su suerte a miles y miles de trabajadores y trabajadoras. Hoy, seguramente, muchas personas, especialmente las más jóvenes, lo recordarán por su paso por el Ayuntamiento de Oviedo, donde algunas de sus intervenciones serán recordadas, por su frescura, su franqueza y, a veces, por sus salidas estentóreas pero siempre sinceras.

Triqui se va pronto, porque la buena gente, las personas comprometidas, siempre lo hacen, lo hagan a la edad que lo hagan. Él se dejó ir con entereza. Sorprendía oírle hablar de su enfermedad y de cómo se había informado de cuál sería el proceso. Lo narraba descarnadamente, casi con un punto de humor o ironía, porque si algo era Emilio Huerta Rodríguez era un optimista. Bien informado y optimista.

La de él ha sido la historia de la resistencia frente a la dictadura, de la ilusión por alumbrar un nuevo país en la transición; la de él ha sido, sobre todo, la lucha por mejorar las condiciones de vida de la gente, de la clase trabajadora, en su labor en Comisiones Obreras de Asturias, sindicato que dirigió desde 1981 a 1994 como su secretario general. Fueron aquellos años de mucha actividad: España cambiaba y también su estructura económica y social. Asturias se desangraba con cierres, anuncios de cierres y una reconversión brutal que amenazaba con dejar a esta Comunidad sin sus sectores tradicionales de producción.

Fueron años en las que empresas cruciales como la vieja ENSIDESA -la actual Arcelor en la que trabajaba- o HUNOSA se tambalearon amenazando en su caída la propia integridad de Asturias. Y no es exageración, pues la siderurgia que a finales de los 70 contaba con una plantilla aproximada de 26.000 personas anunciaba ya los recortes que la iban a dejar en los menos de 6.000 de la actualidad; otro tanto en la compañía minera, que con 28.000 empleos era la empresa más importante de Asturias y que, aún con más recortes, debatía en aquellos años su extinción. No tiene que extrañar, por tanto, la proyección de Triqui, encabezando una férrea lucha para defender los puestos de trabajo y planes de reconversión orientados a reducir todo lo posible el impacto enorme que se avecinaba.

Como coordinador de Oviedo, lamento el poco tiempo que hemos tenido para trabajar juntos  en el proyecto desu ciudad de adopción, en la que desarrolló su actividad política. Habría que destacar muchas cosas en una personalidad marcada por el tesón, también por su firmeza para defender lo que consideraba justo y, a veces, por su obcecación. Triqui era testarudo pero, sobre todo, era comprometido. En la última Asamblea de Oviedo, el pasado 25 de enero, Emilio Huerta estuvo allí, para dar su opinión, para mostrar su apoyo, su compromiso con sus compañeros y compañeras, con su familia política, pues eso somos al fin y al cabo. Estaba fastidiado, pero inclusoen los momentos más difíciles quiso estar al lado de los suyos.

Triqui se ha ido, sí, pero no así su legado, que nos acompañará como parte de esa mochila de compromiso, lucha y honestidad de la buena gente, de la gente trabajadora, de la gente que dejó su piel en CC OO e IU con el único objetivo de hacer de Asturias, de su tierra, un mejor lugar para vivir.