Heredar (o no) la envenenada multinacional del voto del PP

César Casal González
César Casal AL ROJO VIVO CAMBIO DE ETAPA POLÍTICA

OPINIÓN

benito ordoñez

10 jun 2018 . Actualizado a las 08:56 h.

No es asunto baladí, que diría Mariano, recoger el guante de su retirada. Liderar el PP no es una condena, pero está muy lejos de ser un spa (que, como saben, viene del latín salus per aquam). Ojalá todos bebiésemos más de las fuentes clásicas antes de cruzar ningún Rubicón, ese pequeño riachuelo que no tiene marcha atrás. En el debe, siete piezas pendientes del caso Gürtel, el grueso por venir de Bárcenas, caja B y sobresueldos. Y todavía hay más, lo del viaje del papa y otras veinte causas que salpican a dirigentes populares en un viacrucis judicial que tiene más estaciones que el que sufrió Cristo. La sucesora o sucesor tendrá que pedir disculpas tantas veces que puede convertirse en mártir antes que en candidato a presidente.

No es un paseo en AVE tampoco desde el punto del vista del partido. Es el momento en el que tienen menos poder en la España reciente (apenas 5 gobiernos autonómicos, y alcaldías menores que no permiten soñar en voz alta). Todo lo dejó arrasado Aznar, el desmemoriado que tiene arrestos aún para dar lecciones. Y primero hay que ganar a los rivales por ocupar el envenenado trono de Génova. Una carrera donde las zancadillas serán el golpe más suave. ¿A quién apoyará Madrid o Valencia? ¿Cospedal está amagando para pactar con quien le garantice ser cabeza de lista en el retiro dorado e influyente de Europa o va en serio? Un sudoku minado que desvelamos hoy en La Voz con medidas crónicas periodísticas. ¿Ser o no ser? ¿César o nada?

En el haber, de ahí que sean varios los que se piensen la aventura de beber del amargo cáliz, está la mayor multinacional del voto de este país. El partido que ha ganado las tres últimas generales. En decadencia, pero con una fidelidad de voto entre los mayores de 50 años que es una garantía. Atacados y asediados por todas partes, siguen siendo el PP, como el Madrid es el Madrid, a pesar de Florentino. Una fuerza que bien dominada puede dar la posibilidad de ser César.