Liberbank, un golpe de mercado en dos episodios

OPINIÓN

12 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

I. En el año 1989, durante la caída del gobierno de Alfonsín, se acuñó en Argentina el término «golpe de mercado» para describir el fenómeno político-económico que es capaz de afectar la estabilidad política de un país hasta hacer caer un gobierno democrático, no por el poder de una asonada militar, sino por el poder de los «mercados».

Según la ciencia política, en los «golpes de mercado» las élites financieras operan de modo sutil, mediante escaramuzas macroeconómicas, sociales y comunicativas coordinadas. El objetivo final es provocar la conmoción y confusión para dar pie a realizar reformas impopulares sin apenas resistencia, tal como apuntó Naomi Klein en La Doctrina del Shock. Una cualidad importante de los «golpes de mercado» es la sutileza con la que se hace creer a la mayoría social que el remedio, aunque desagradable, es necesario y legítimo pues se nos salva de la bancarrota, de praxis negligentes o de la corrupción campante a sus anchas. Es entonces cuando se dan las condiciones para que un gobierno democrático sea sustituido por otro tecnocrático. 

En el fondo es una versión actualizada de la inmemorial lucha entre los poderes económicos y la democracia. Cuando las élites ven amenazados sus privilegios, los defienden no por la vía del manu militari, como antaño, sino por la vía de la manipulación y la persuasión social. La mayor parte de las veces, gracias a la connivencia imprescindible de poderes políticos afines que allanan el camino.

Puede parecer que lo que hasta aquí relatado es ajeno y lejano, propio de repúblicas bananeras.  Pero los países del sur de Europa sufrimos nuestros «golpes de mercado» en la última crisis económica. En nuestro caso, sólo basta recordar las intervenciones de la Troika, el rescate de la banca, la modificación del artículo 135 de la Constitución y el largo etcétera de abusos y recortes que venimos padeciendo desde 2008. Mientras se ha arruinado la economía de las clases medias y populares y se han cercenado derechos y prestaciones, el bipartidismo entregó 77.000 millones de euros a la banca para su rescate, olvidando a las personas y sus necesidades más básicas. En definitiva, en la última década hemos visto cómo la soberanía ciudadana decayó en beneficio de las élites económicas y políticas, representadas ahora por la trilateral, PP-PSOE-Ciudadanos.

II. En 2014 se celebró la última Asamblea General de Cajastur que aprobó la transformación de la entidad en una fundación bancaria, de acuerdo con  lo previsto en la ley que PSOE y PP habían pactado tres años antes. De este modo culminaba el proceso de privatización de la una caja de ahorros pública en un banco privado, Liberbank. Ese día se consumó una emboscada, nuestro particular «golpe de mercado» en Asturies. De un día para otro, se finiquitaron 70 años, con luces y sombras, de la caja construida con el esfuerzo de decenas de miles de pequeños ahorradores.  Y donde existía una caja con un gobierno corporativo con la presencia ejecutiva de los poderes democráticos se sustituyó por una dirección tecnocrática con Manuel Menéndez a la cabeza, protegido del presidente del Principado, el socialista Javier Fernández. En el nuevo patronato, la presencia de los representantes públicos menguó a dos asientos correspondientes a los representantes elegibles del Principado de Asturies y del Ayuntamiento de Xixón, en calidad de entidades fundadoras. Así las cosas, en 2016 el pleno del Ayuntamiento de Xixón aprobó por mayoría proponer a la abogada laboralista, Marta Rodil para que ocupara la plaza vacante en representación del Consistorio. A lo que la fundación bancaria respondió vetándola tras la celebración de una reunión del patronato por no obtener su propuesta de nombramiento mayoría absoluta. En concreto, la propuesta obtuvo un voto a favor, dos en contra y tres abstenciones de un total de nueve patronos.  

La reciente sentencia de la Audiencia Provincial que declara que el Ayuntamiento de Xixón no es patrono nato de la Fundación Bancaria Cajastur y por lo tanto, ratifica el veto a Marta Rodil, es manifestación y consecuencia de lo evidente: el día en el que los «hombres de negro» entraron por la puerta de la fundación bancaria, la democracia salió por la ventana. La soberanía de los vecinos y vecinas de Xixón, representada por su Corporación municipal, se ha convertido en un bonito objeto decorativo. Banca 1-Democracia 0.