Complejo de mesías

OPINIÓN

17 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El martes, 21 de octubre de 2003, alrededor de las 10:30 horas, el hoy Ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, y astronauta en aquella fecha, Pedro Duque, se encontraba sobrevolando Nueva Zelanda a cuatrocientos kilómetros de altura, en la Estación Espacial Internacional. Poco antes había recibido una llamada importante por videoconferencia: le había llamado el Presidente del Gobierno de España.

Se trataba de uno de esos hitos informativos que la clase política anhela con lujuria, y que solo una pequeña parte es capaz de transformar en prestigio. Unos minutos en los que se combina épica patriótica con proeza tecnológica, retransmitidos en directo y reproducidos repetidamente en todos los informativos. No hace falta ser asesor en comunicación política para saber que es una ocasión poco frecuente en la que se cuenta con todo a favor para proyectar la mejor imagen posible y transmitir algunos mensajes que afiancen expectativas positivas del público respecto a su desempeño como representantes del pueblo.

Recuerdo estar viendo la escena: un sonriente Presidente del Gobierno, en compañía de estudiantes de ingeniería aeronáutica, en un salón del Palacio de la Moncloa. Conexión con la Estación Espacial Internacional a través de la Agencia Espacial Europea; máxima expectación. Saludo y presentación por parte del Ministro de Ciencia y Tecnología que, seguidamente, da paso al Presidente.

De la histórica conversación con el astronauta español, las frases presidenciales más agudas que podemos sacar son: «Pedro, buenos días. Cómo estás…», «Ahí te veo muy elegante, con las banderas… Estás estupendo, eeeeh! […] Estamos muy orgullosos de que estés ahí.» Después de unas preguntas que incluso a mi hijo pequeño le parecerían irrelevantes, insiste: «Oye, Pedro, que estamos muy orgullosos de que estés ahí; muy orgullosos de lo que estás haciendo, y de ti.»  Y, finalmente: «Cuando bajes, me llamas, me avisas, me llamas y me vienes a contar cómo ha ido todo, eh!».

Sentí bastante vergüenza al verlo, la verdad; aunque es cierto que nunca oí nada en Aznar que remitiera a un pensamiento complejo o profundo. Sus intervenciones se cuentan por lugares comunes de un argumentario reaccionario con olor a naftalina. Todo ello enfatizado por una actitud de superioridad displicente de quien confunde autoridad orgánica/pública con autoridad intelectual. Una autoridad, esta última, que nadie ha sido capaz de atisbar siquiera.

Recurro a esta anécdota que, desde entonces para mí, ilustra la capacidad retórica que denota su solvencia intelectual, ahora que este acomplejado personaje reaparece en la vida pública autoproclamándose el potencial salvador de la derecha que hará España grande otra vez. Y libre de vendepatrias. Y «una» que no tenga separatistas incordiando a diestro y siniestro.

Por cierto, ya que cito a Trump; este es el primer presidente norteamericano en casi 80 años que no ha creído necesario contar con asesor científico. Su «exitoso» instinto en los negocios es más que suficiente para resolver el cambio climático ?porque cree que es un cuento? y las negociaciones en materia atómica ?porque tiene la más grande cabeza nuclear?, entre otros retos complejos con derivadas imprevisibles. Si es que Dios los cría y ellos se juntan; en el negacionismo del conocimiento y en la arrogancia del desconocimiento.

Como ya dije alguna vez, una de las motivaciones de que me llevó a aceptar abrir un paréntesis como asesor en el Parlamento Europeo era poder observar más de cerca a la fauna política; pero no preví la rapidez con la que se iban a multiplicar las intersecciones entre psicología política y clínica. En fin.

¿Y Duque?, qué pensará de este giro del destino. ¿Contempla la posibilidad de verse de nuevo defraudado y avergonzado por un presidente de su país si el actual, su jefe, no pone todo el empeño en sacar a la ciencia española del pozo al que la banda de M. Rajoy la arrojó? No parece que vaya a ser con los presupuestos de 2018. ¿Y con los de 2019?

¿Y la próxima semana? La próxima semana hablaremos del gobierno.