Sobran los entrenadores

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

17 jun 2018 . Actualizado a las 13:55 h.

Siempre fue así. Cualquiera que ha jugado al fútbol, sabe que, cuando hay equipo, el entrenador solo tiene que estar en la banda y no estorbar. Era una de las cosas que mejor hacía Del Bosque. Pasa lo mismo en los trabajos y en los ministerios. Si hay esfuerzo, responsabilidad y talento no hacen falta las jerarquías. Los ministros quedan para no meter la pata, no escribir en Twitter e inaugurar pantanos o autopistas.  

En el fútbol hay un dicho que resume muy bien esta teoría de que un entrenador debe emplearse a fondo en hacer equipo. Es más un motivador, un psicólogo, que otra cosa. Está para las jugadas ensayadas y para acertar con los cambios. El dicho es que no hay nada más lamentable que un entrenador que se lo cree y al que le dan ataques de entrenador. Suele traducirse en ira y furia para nada. Mourinho es ese tipo de míster que se cree que es él quien mete los goles, corta los balones y hace las paradas. Y está el técnico tipo Valdano que, además, va de filósofo. Hierro en su estreno y en el debú de España no molestó, que es mucho. Pero hablamos del inicio del campeonato. Ojo, a ver cómo termina, que esa peineta de Robbie Williams puede ser todo un símbolo. Esa infancia infinita, ese recreo inmenso, que es un Mundial, empezó con tres partidos de pega. Como si lo que se estuviese jugando en Rusia fuese el trofeo Ramón de Carranza. La goleada de Rusia a Arabia Saudí fue un efecto colateral de un torneo con 32 equipos, solo para que la FIFA haga más caja. Todo por la pasta. No hay otro motivo.

Lo único fuerte de Rusia es que es la anfitriona y Putin puede manipular hasta la temperatura. El segundo encuentro entre Egipto y Uruguay, que parecía que iba en serio, fue también otro duelo de fogueo. Uruguay, superior, no fue capaz de matar al rival y Egipto, con Salah en el banquillo, no mete miedo ni a Superman dopado hasta la gomina de kriptonita. ¿Habrá lesionado Sergio Ramos con aquella llave de yudo a Salah para toda su carrera? Llegó el primer partido del grupo de España y más aburrimiento. Otras dos selecciones que tenían que estar en la Segunda B española, con todo el respeto por la Segunda B. Irán ganó con un gol de Marruecos en propia puerta en el descuento. Queda dicho todo. Si España o Portugal fallan contra esos dos pardillos no merecerían pasar a octavos.

Después de tres bostezos interminables, llegó el fútbol al ritmo de la canción de la Champions. Hierro no oxidó a España. La dejó jugar. Y, aunque empezamos perdiendo con un penalti que más pareció un desmayo de Cristiano (en la falta de Piqué al final, otra lipotimia de CR), el grupo, el equipo supo reponerse. No se notó el terremoto salvaje que provocó el ego inmenso de Florentino. Julen no está, pero España sí y tendrán que tumbarla. El fútbol de la vigente campeona de Europa, Portugal, y el de Iniesta, Alba (un bólido feroz) o Diego Costa fue un combate poderoso.

España hizo lo más duro: salir de la crisis delirante, demostrar que no hacen falta entrenadores y remontar dos goles. Pero no contábamos con que la coleta de De Gea era como la del portero del Liverpool, otro meta que parece del Dépor que bajó. Hubo que esperar cuatro partidos, pero el napalm del buen juego ya prendió en el Mundial.

No se notó el terremoto salvaje que provocó el ego inmenso de Florentino. Julen no está, pero España sí y tendrán que tumbarla