Diésel y gasoil se han hecho sinónimos, pero realmente no lo son. El diésel es un motor de combustión interna (igual que el de gasolina) que utiliza gasoil como combustible. Los pistones de los cilindros comprimen fuertemente aire que alcanza una elevada temperatura. Al inyectar gasoil, se inflama espontáneamente y provoca la explosión-expansión. En los motores de gasolina, se comprime el combustible y la explosión-expansión se produce al saltar la chispa de una bujía o sistema equivalente.
El combustible de los motores diésel es el gasoil, una de las últimas fracciones recogidas en la destilación fraccionada del petróleo. Está formado principalmente por hidrocarburos saturados (parafinas) y contiene hidrocarburos aromáticos, derivados del benceno.
En este momento hay una polémica descompensada en la que se trata de demonizar al gasoil, basándose en su alto grado de contaminación. Los motores diésel que más contaminan son los antiguos. Los nuevos motores diésel emiten menor cantidad de óxidos de nitrógeno (NOx) y de partículas. Se ha conseguido algo equivalente a la implantación del catalizador en los motores de gasolina, que también redujo considerablemente las emisiones de NOx.
Por lo tanto, lo primero sería crear un plan de amparo que lleve a los propietarios de los diésel más contaminantes a cambiarlos por los nuevos diésel, o por motores de gasolina, híbridos o eléctricos.