El sindicalismo de clase en CCOO o sirve a la revolución o es esclavo del sistema

OPINIÓN

15 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Apuntes a cuenta del acuerdo del Consejo Confederal de confrontación con el movimiento de pensionistas, por su lucha en defensa del sistema público de pensiones para hoy y el futuro.

En abril el Consejo Confederal de CCOO, órgano máximo entre congreso y congreso, aprobó un informe publicado en su revista de la Gaceta Sindical que, entre otras cuestiones, denunciaba al movimiento de pensionistas surgido en torno a la defensa del sistema público de pensiones como corporativo y antisindical, poniendo en guardia al conjunto del sindicato para la confrontación con el recién creado movimiento de pensionistas, que se ha proyectado socialmente ante la pérdida de poder adquisitivo y de derechos de las nuevas pensiones, por la carestía de la cesta de la compra y la precarización del mercado de trabajo, poniendo en peligro el futuro de las pensiones de sus hijos y nietos.

De este acuerdo, desde la perspectiva del sindicalismo de clase como parte del proceso revolucionario o emancipador de la clase obrera en su lucha por el socialismo, observamos errores políticos de bulto en el acuerdo del Consejo Confederal sobre el nuevo movimiento surgido de pensionistas, conteniendo consecuencias negativas para el conjunto de la clase obrera y para el futuro de las nuevas pensiones públicas, porque el neoliberalismo que combatimos es con el que se colabora desde el Pacto de Toledo, el cual no puede tener continuidad en el nuevo gobierno socialista, debiendo apoyarse desde criterios críticos, todas las políticas contra la austeridad y la defensa de lo público con beneficio para el pueblo.

La cuestión política sobre este tema, ya había sido tocada por puntorojo por la actitud de los sindicatos, y no solo de los mayoritarios, a raíz de las últimas movilizaciones masivas de los pensionistas en primavera, pero erróneamente, entendíamos que era fruto de una actitud sectaria y timorata con respecto a un movimiento que los superaba en claridad reivindicativa y participación de masas; pero no, el criterio ideológico que nace de los apuntes políticos del acuerdo del órgano de dirección de CCOO, supera el sectarismo político y el miedo a los desconocido. Es una toma de posición política que busca en acuerdo con el gobierno anterior del PP, la banca propietaria de los fondos privados de pensiones y la patronal interesada en reducir costes, atar las futuras resoluciones del nuevo gobierno socialista.

Es falsedad situar la caracterización del nuevo movimiento como corporativo y como deslegitimador de los sindicatos, cuando los únicos que les hacen la cama, son quienes los financian institucionalmente, la patronal y ellos mismos que se ofrecen con estas resoluciones que solo sirven para obviar cualquier análisis crítico realista y echar a la militancia contra el movimiento de pensionistas. Decir que participan personas que solo están interesadas en su pensión, no es corporativismo es egoísmo ampliamente extendido socialmente, al igual que no es amarillismo el de CCOO, después de los múltiples acuerdos de prejubilaciones en el ámbito de la industria o la banca, a cambio de la venta de sus puestos de trabajo sin pensar en el futuro de sus hijos y nietos, son acuerdos de neoliberales o si no, veamos la situación en la que viven los hijos e hijas de estos sectores en los pueblos mineros y ciudades industrializadas; en paro, sin futuro, sin derechos, solo el del trabajo precarizado en el sector de servicios o la emigración y esto lo dice la EPA de 2017, cuando desde 2007 en España han emigrado más de 1.880.000 jóvenes.

Con esta acusación de corporativos, pretende eludir la responsabilidad CCOO, junto con UGT, como sindicatos mayoritarios que negocian los pactos sociales con los gobiernos y la patronal, de la situación en la que vive la clase obrera española de paro, precarización y migración masiva, la cual se niegan a ver y la ratifican, con el último acuerdo firmado estos meses con la patronal sobre la negociación colectiva, donde persisten en la pérdida de poder adquisitivo de los salarios y pensiones y continúan garantizando la precarización de la contratación laboral y el despido libre, que esclaviza el obrero y elimina derechos sindicales, formando parte paralela de la estrategia de la patronal y el gobierno, de la deriva de las pensiones públicas, de la pérdida de poder adquisitivo, de la falla de garantías de su mantenimiento como pública y a la solidez de unas futuras pensiones dignas, por el paro y la precariedad.

Por eso el movimiento de pensionistas, que como todos los movimientos espontáneos peca de muchas cosas como la de sectarismo contra partidos y sindicatos del sistema,  pero están indicando con ello, que en lo fundamental, su nacimiento forma parte del fracaso social de los sindicatos y partidos obreros, que desde la transición han llevado una política de pactos sociales con los gobiernos burgueses y la patronal, que han dejado las pensiones públicas sin futuro tras los acuerdos del Pacto de Toledo, como pacto social sobre pensiones acordado por CCOO, UGT, patronal y gobierno, que junto a las reformas laborales han imposibilitado unas pensiones dignas en un mundo laboral precarizado a nuestros hijos e hijas. La resolución de estos problemas económicos y sociales nacidos de una estrategia sindical equivocada, es lo que ha formado en lo fundamental el programa reivindicativo del movimiento, fortalecidos por la escasa simpatía de las masas con los sindicatos, especialmente con los mayoritarios y la resolución del Consejo Confederal en vez de resolver problemas, echa más leña al fuego en su contra.

Recientemente el Gobierno socialista de Pedro Sánchez, acordó aceptar como parte interesada y representativa a la Coordinadora Estatal en Defensa del Sistema Público de Pensiones. La propuesta puede ser oportuna y favorable para el movimiento si utiliza inteligentemente la táctica política, pero en absoluto favorece a su relación con los sindicatos y menos a su unidad interna, base fundamental para una táctica unitaria. De ahí posiblemente el silencio de CCOO y UGT sobre el paso dado por el gobierno, conscientes de que un movimiento anárquico, espontaneo y atomizado, con amplia participación de sus bases, un compromiso de participación en la mesa del pacto social sobre pensiones, sirva para romper el  movimiento social y con él, su intento de ser sustitutivo de los sindicatos por su inutilidad social.

La participación en la mesa del pacto social acordada por la Coordinadora, anula el sentido de continuar con el debate sobre si participar o no, lo único que en estos momentos tiene validez para la defensa del sistema público de pensiones, es continuar con la movilización de la forma más unitaria posible, por la superación de los Pactos de Toledo en la separación de la fuente de financiación de la Hacienda Pública, como justificativo para su recorte hoy y su privatización mañana, a la eliminación de todas las reformas de la Seguridad Social desde el gobierno socialista de Zapatero y a la defensa del futuro de las pensiones de nuestras hijas e hijos con la eliminación de todas las reformas laborales, incluido el despido libre, la subcontratación y la flexibilidad horaria y laboral, azote de la mujer y la juventud.

Del Gobierno de Pedro Sánchez, poco sabemos de sus posibilidades y objetivos cuando sus hechos son limitados y en general contrarios a sus palabras, pero persiste entre las masas una ilusión nacida de su confrontación con la oligarquía financiera y la patronal, contrarios a su lucha por la dirección del partido socialista por su programa de gobierno de izquierdas y antiausteridad. También por la confrontación interna con el aparato felipista del PSOE hasta el último congreso que Pedro Sánchez se impuso, pero al cual, el grueso del grupo de parlamentarios y senadores no rinde pleitesía, al estar penetrados por la corrupción y el neoliberalismo felipista. Pero a pesar de esta debilidad la posibilidad existe con sus dudas, todo lo contrario de un gobierno neoliberal dirigido por Ciudadanos, el PP y el nacionalismo de derechas, donde la austeridad, los recortes, las privatizaciones, la participación en guerras imperialista y la corrupción no tienen ninguna duda. Por eso desde la debilidad del movimiento que lucha y desde la capacidad organizativa de la clase obrera, este es el único paso táctico constructivo de unidad popular.