24 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Parece que sí. Por fin. Estamos a las puertas de que se cumplan 43 años de la muerte del dictador Francisco Franco y hoy, si no hay nada que lo impida, el Consejo de Ministras y Ministros dará luz verde a la exhumación de sus restos en el Valle de los Caídos. Ante las protestas de los más ultras no se ha desvelado el día concreto de septiembre en el que se desenterrará. Entre ese grupo se encuentra lamentablemente la derecha española, representada en Las Cortes por PP y Ciudadanos, que han vuelto al clásico argumento de «no hay que reabrir las heridas» o que hay cosas más urgentes de las que ocuparse.

En el debate sobre el Valle de los Caídos, en el sentido de qué habría que hacer con él, la verdad es que no tengo muy definida mi posición. Desde luego no apoyo lo que a mi juicio es en la actualidad: un centro para la glorificación del franquismo. Este tipo de lugares solo tiene sentido, creo yo, para mostrar a modo de ejemplo lo que no debe volver a pasar. Durante mi estancia en Múnich, aproveché un día libre para visitar al campo de concentración de Dachau. Observé cómo niñas y niños de ocho, nueve y diez años visitaban aquel lugar, acompañados por sus profes, con la pauta de que conocieran las atrocidades que allí ocurrieron y hacerles ver que esa vergüenza no puede volver a repetirse. No conozco personalmente caso parecido de colegios de la Comunidad de Madrid, por cuestiones de cercanía, que hayan llevado a sus alumnos al Valle de los Caídos para explicarles quién hizo la instalación y en qué condiciones. Por eso lamento que quien visita el Valle de los Caídos acude, desgraciadamente, a presenciar cómo un dictador al que creo que hoy la sociedad española reconoce en su amplia mayoría como un lastre sigue teniendo su mausoleo, su lugar de adoración, su lugar de homenaje.

Celebro muchísimo la decisión del Gobierno de Pedro Sánchez. Es digna, justa, es necesaria y es un paso más en nuestra democracia. Siempre lamento la tardanza en que se hacen las cosas, pero más vale tarde que nunca. Hoy será un gran día.