La vida pública de Walter Mitty

Rafael Arriaza
Rafael Arriaza LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

01 sep 2018 . Actualizado a las 09:23 h.

Hace un par de años, una alumna a la que dirigí su trabajo de fin de grado para Medicina lo encabezó con una frase de James Thurker: «No mires hacia atrás con ira, ni hacia delante con miedo; mira alrededor con atención». Más allá del hecho de que el trabajo resultara finalmente muy bueno, como demostró su calificación, esa frase la utilizo en ocasiones cuando quiero centrar a alguien que está intentado, obstinadamente, vivir fuera de su tiempo, que es el presente. Para muchos, el nombre de su autor es desconocido. Para los que lo recuerden, seguro que se asocia a su obra más famosa, La vida secreta de Walter Mitty, escrita hace ya casi 80 años y llevada al cine en varias ocasiones.

En esta obra, el protagonista pasa su vida fantaseando sobre situaciones en las que cambia su anodina existencia por otras heroicas: piloto de combate, cirujano virtuoso, bombero arriesgado, o incluso asesino despiadado. Pero lo interesante es que el personaje de Mitty dio lugar a un adjetivo derivado de él: en Estados Unidos se utilizó durante mucho tiempo el adjetivo «mittiesco» para definir a alguien que pasa más tiempo soñando despierto que viviendo su vida real, o a aquellas personas que intentan engañar o convencer a otras de que son lo que en realidad no son.

A veces pienso que estamos gobernados por un ramillete de personajes mittiescos, empeñados unos en mirar hacia atrás con ira y otros en augurar un terrible futuro, pero todos en convencernos de que son unos líderes mesiánicos, cuando en realidad son personajillos que despojados del disfraz de sus cargos y del decorado de sus despachos y palacios no son nada más que actores representando sus papeles.

Sus ilusiones las plasman en su vida pública, a diferencia del Walter Mitty original, que tenía la delicadeza de guardar sus sueños para sí mismo.

Esta sociedad de la posmodernidad, la posverdad, lo políticamente correcto, el culto a los likes en las redes y atiborrada de información, nos ha atrapado y hace prácticamente imposible distinguir a los líderes auténticos y honestos de sus sombras e imitadores. Todo vale, parece. Y en esos caldos de cultivo medran nuestros particulares Mitties. Los podemos encontrar en casi todos los campos de la vida.

Prueben a identificarlos y verán. Solo hace falta un poco de atención: unos sueñan despiertos que son másteres en algo; otros que tienen una carrera que nunca cursaron; otros son traductores de estilo libre español-francés; otros son salvadores de la patria; otros, el último reducto de la decencia, o de la revolución bolivariana o de otro tipo ?que nunca hicieron? o de lo que sea.

Desgraciadamente, y a diferencia del Mitty original, que soñaba para sí mismo, los actuales no solo sueñan en público, con profusión de declaraciones amplificadas por los medios, sino que nos meten a todos en sus sueños. Pero si no les importa, yo prefiero soñar mis propios sueños, que los de otros a veces acaban en pesadilla para los ajenos.