Cuando yo fui a Covadonga, volví con desilusión...

OPINIÓN

10 sep 2018 . Actualizado a las 09:06 h.

La letra de esta conocida canción popular asturiana - obra de la también asturiana Amelia Muñiz, recientemente fallecida - me viene como anillo al dedo para expresar de una forma sencilla y directa mi sentimiento sobre la conmemoración de los tres centenarios de Covadonga el pasado 8 de septiembre en el Real Sitio.

Efectivamente fui a Covadonga y volví con desilusión, y no pude bailar a la gaita ni al tambor…

Realmente pienso que tanto los mil trescientos años de historia que nos preceden, como la patrona de Asturias, se merecían una celebración de perfil más alto que la que allí aconteció.

Las restricciones impuestas, que podrían justificarse en aras de la seguridad del Estado, fueron excesivas, teniendo en cuenta el entorno y la propia naturaleza de la fiesta. Y contribuyeron decisivamente a que en Covadonga el 8 de septiembre de 2018 hubiese muy poco público, en vez de tratarse de una celebración multitudinaria.

Si tuviera que hacer un resumen crítico y constructivo, diría que fue decepcionante que la familia real se desplazara en automóvil por la explanada de Covadonga, y que tuviese una visibilidad limitadísima para la sociedad civil. Faltó espontaneidad, y por supuesto, enjundia. Ni un solo discurso, ni una sola palabra. Como si quisieran pasar de puntillas, sin hacer ruido. Como si todo fuera en Covadonga pero sin el verdadero espíritu que hizo posible Covadonga.

Desde el punto de vista espiritual, se limitó la presencia de la Virgen, que no salió en procesión, y que no pudo culminar su año jubilar con la solemnidad que se merece históricamente.

A nivel institucional y político, el acto no contó con la presencia del presidente del Gobierno, ni del jefe de la oposición, ni de representantes de los demás partidos políticos con representación parlamentaria. Como también hubo escasa representación de otros concejos de Asturias. Y yo me pregunto, ¿Qué lectura tiene esto en el primer acto público de la Princesa de Asturias? ¿La democracia parlamentaria está dándole la espalda al propio jefe del estado y a la historia de España? ¿O es que no quieren fotos comprometidas por si un día hay un referéndum de autodeterminación a nivel estatal y España se convierte en una república?

Y luego, cerrar a cal y canto los Picos de Europa, para inaugurar el mirador de la princesa, fue otro gesto de hermetismo, de lejanía… en un entorno que justamente inspira y significa todo lo contrario.

Hace cien años, el bisabuelo de Felipe VI visitó Covadonga. El retrato de España era mucho más duro y negro que hoy. Solo había ricos y pobres, y la distancia entre estos dos mundos era enorme. Lamentablemente, la historia nos demostró con sangre, sudor y lágrimas que las diferencias entre estos dos mundos resultaron irreconciliables. Hoy sabemos que los políticos de entonces no tuvieron altura de miras, sentido de estado, generosidad y valentía para resolver los graves y acuciantes problemas de la sociedad de aquella época. Y sabemos también cómo acabó aquel cuento…

Hace cien años, la monarquía y en definitiva los poderes en torno al rey eran como un club privado… Solo espero que Su Majestad el Rey Felipe VI no escuche a los que inoculan el miedo a enfrentar la realidad, y a mirar a los ojos a la ciudadanía, aunque ésta sea discrepante. El miedo es el principio de la decadencia, y la decadencia el principio del fin… Como espero también que no tome la ruta equivocada, y mucho menos en los Picos de Europa.