Chomsky y la estrategia de Trump

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

17 sep 2018 . Actualizado a las 07:32 h.

El lingüista y filósofo cree que Donald Trump da alicientes o mentiras para situarse bajo los focos y ocupar el centro de atención

El lingüista y filósofo estadounidense Noam Chomsky, autor de Réquiem por el sueño americano, ve aspectos positivos en la creación y uso masivo de Internet, pero también detecta aspectos que considera muy preocupantes, porque «los seres humanos no somos marcianos ni robots, y el contacto directo, cara a cara, es una parte medular de la vida, que ayuda a desarrollar la autocomprensión y fomenta una personalidad sana». En este sentido, considera que «hay una gran diferencia entre relacionarnos con alguien que tenemos enfrente o pulsar una tecla para que aparezcan símbolos». Según él, «extender esta forma de relación abstracta y remota, en vez del contacto directo y personal, tendrá repercusiones desagradables en la forma de ser de las personas. Creo que decaerá su calidad humana». Y aumentará el espacio para las fake news. Porque la gente, desilusionada con las estructuras institucionales, ya no creerá en los hechos. Chomsky considera que «la mayoría de los medios de comunicación está sirviendo a los intereses de Trump», tanto los que están a su favor como los que tiene en contra, porque todos están siempre llenos de lo mismo: «No hay más que Trump, Trump, Trump. Algunos medios de comunicación han caído en la estrategia que ha diseñado Trump. Cada día les da un aliciente o una mentira para situarse él bajo los focos y ocupar el centro de atención. Entre tanto, el flanco salvaje de los republicanos va desarrollando su política de extrema derecha, recortando derechos de los trabajadores y abandonando la lucha contra el cambio climático, que precisamente es aquello que puede terminar con todos nosotros».

Chomsky no tiene ninguna duda de que Trump representa «un peligro grave para la democracia, porque ha liberado consciente y deliberadamente olas de racismo, xenofobia y sexismo que estaban latentes, pero que nadie había legitimado». El lingüista rebelde y noventón sostiene que «la manipulación mediática hace más daño que la bomba atómica, porque destruye los cerebros». Y sostiene que los intelectuales tienen «la responsabilidad de decir la verdad y exponer las mentiras», siempre cuestionándolo todo como primera opción