Predicciones catastróficas

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

23 sep 2018 . Actualizado a las 09:54 h.

Como una ola de Barrañán me ha atrapado la última novela de José María Álvarez, Chesi, que, dándome un revolcón de campeonato, me ha dejado sentado en la arena con el traje de baño en la cabeza. Predicciones catastróficas fue publicada el pasado año por mi amigo Xan Arias en su impoluta editorial Trifolium, y como quien no quiere la cosa me la he leído displicente este verano. Pero me ha dejado perplejo y admirado. Chesi tiene lo que siempre buscó Juan Benet, y jamás se pierde en los intrincados vericuetos de la sintaxis. Es el oído total de Mozart y Rachmaninov, o el ojo total de los miguelángeles -Prado y Buonarroti-. Se mueve en el magma de cultura absoluta discretamente, para que no se note que lo ha leído todo, aunque a veces quieran asomar el hocico algunos de sus clásicos y se intuyan también aires de El extranjero, La conciencia de Zeno, Oficio de tinieblas 5 y sobre todo 62 modelo para armar y la Rayuela de Cortazar -que significó para nosotros la literatura que hablaba de nuestras cosas-. En Predicciones pudiera uno pasar la noche bebiendo grappa con Oliveira y aquí la Maga se llama Afra y no es tan insoportable. Pero el verdadero protagonista es el escritor, que -yo creía que beber siete whiskis todas las noches era lo normal, confesó Fernando Fernán Gómez- se inmola en aras del amor y la metafísica. Y al final uno sospecha que, en el fondo, desde Ourense, Chesi es en realidad aquel querido y remoto muchacho de Sábato... cincuenta años después. Y ustedes sin saberlo.