Abuelo Mickey

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

29 sep 2018 . Actualizado a las 09:43 h.

Mi querido ratón: cuando cumpliste 75 años te escribí una carta en este mismo diario, contándote cómo habían crecido mis hijos, que se hicieron adolescentes leyendo, cada domingo, los cuadernos de don Mickey que envejecieron a la vez que ellos se hacían adultos. He visto este verano la colección que, junto con el manual de los jóvenes castores, estaban arrumbados en los estantes del que en su día fue su cuarto. Cada mes de agosto me hago temporalmente niño y leo un par o tres de aquellos añorados textos dibujados.

No voy a contar que tus guantes blancos tienen algunos remiendos que son difíciles de ver, que nadie repara en que tus manos tienen cuatro dedos, y ni siquiera muchos de los niños de hoy, los de la cultura post Marvel, la de los héroes del universo, saben quienes habéis salido de la factoría Disney. Como mucho, algunas películas de Pixar con Toys Story a la cabeza. Los viejos filmes que debutaron con Blancanieves, y llegaron hasta Pocahontas, o quizás, no recuerdo bien al Rey León, son ya un catalogo nostálgico de la memoria. Dentro de un par de años Dumbo será la película de Tim Burton que se estrena esta primavera, y nadie recordará los maravillosos dibujos del elefante volador.

Yo sigo fiel a tu legado, y este año me pasaré por California, por Burbank, a visitarte en el geriátrico, en la residencia en la que vives desde hace un par de años, yo sé que estás bien atendido, que la ciática crónica esta siendo llevadera, que disfrutas paseando por el jardín y contándoles -siempre fuiste un exagerado- tu experiencia maravillosa de aprendiz de brujo de cuando protagonizaste Fantasía, aquella cinta insuperable con la inolvidable banda sonora de Leopoldo Stowkoski, que esta hoy mas vigente que nunca.

Le gusta mucho escuchar tus historias al viejo Geppetto que es ya el decano de la residencia, el mas viejo del asilo, y todavía el gato Gedeón o el sabelotodo de Pepito Grillo se siguen desternillando de risa cuando improvisas relatos de Donald o Pluto.

Me enteré por el perro Bruno de la Cenicienta que el pasado año te operaste de próstata, y que todo salió muy bien. No pude escribirte porque no supe nada hasta ahora. Sé que tienes tres entrañables amigos, los tres enanitos que viven donde tu vives, y con los que juegas a las cartas, son Gruñón, Mocoso y Dormilón, pues los restantes cuatro viven cada uno por su lado, dos en Europa y los otros dos en los alrededores de Boston pues desde que leyeron Walden se han vuelto a la naturaleza mas salvaje.

Querido don Mickey, como pasa el tiempo, tengo ganas de verte, pero te aconsejo que procures caminar sin bastón al menos que lo hagas por coquetería. El 18 de noviembre soplaré contigo en la distancia las noventa velas, y celebraremos tu cumpleaños. Prometo, si la salud no me falla, hacer una gran fiesta dentro de diez años, y mientras tanto te ruego que te cuides y te agradezco las horas de felicidad que a mi y a los míos nos has regalado. Tuyo afectísimo. Ramón Pernas.