Acoso, cacería, conspiración

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

Emilio Naranjo

29 sep 2018 . Actualizado a las 09:42 h.

Ánimo, Gila: esto es la guerra. Alguien debe haber dicho en el Consejo de Ministros aquello de por qué tenemos que aguantar esto, pero qué se creen esos tipos, no saben con quién están hablando, mientras de fondo parecía escucharse la voz de mando de Chiquito de la Calzada: «Al atáaaquer!». Y la ministra Celaá, como es la médium que resume y transmite los pensamientos de sus excelencias, saltó la trinchera, cogió el fusil, se caló el casco y, aunque no tenía a mano el traje de camuflaje, inició la ofensiva, denunció el acoso del PP y Ciudadanos al Gobierno legítimo, calificó como cacería las noticias que sufren algunos ministros y trató de desmoralizar al enemigo con una afirmación: «Este equipo es de granito».

En otros tiempos -los de Felipe González, por ejemplo-, los socialistas no hablaban de cacería; hablaban de conspiración. Y normalmente, cuando hay un Gobierno del PSOE en España, sus miembros tienden a verse como un grupo de sacrificados servidores de la patria cercados por el eje del mal, que es la derecha. ¿Y cómo se responde a las conspiraciones? Exactamente como hizo ayer la señora Celaá: llamando al reagrupamiento de las tropas, identificando al enemigo, mandando a la policía a la sede del último mensajero, que es moncloa.com y asegurando la fortaleza de Numancia. No es seguro que funcione, pero es lo que está escrito en el libro de instrucciones de las crisis.

Si no interpreto mal la respuesta del Ejecutivo, no habrá más dimisiones, se hará lo imposible por sostener a Dolores Delgado, a Pedro Duque se le perdonarán los pecadillos de contabilidad en el libro de cuentas de su sociedad, y la médium Celaá será felicitada por el general en jefe, que anda en la cruzada americana y vendrá con fuerzas renovadas. Incluso para convocar elecciones «si los independentistas priorizan el conflicto». Eso dijo, señal de que él también empieza a buscar un culpable de la inestabilidad por si tuviera que disolver las Cortes.

La verdad es que pocas veces se había visto un Gobierno tan asediado. Unos identifican a Ciudadanos y al PP entre los agresores, otros ven a los nacionalistas con la guadaña. ¡Al ataquer, Chiquito! Las crónicas políticas se van a convertir en crónicas de guerra. Interesante espectáculo. A este escribidor solo le falta un detalle que formula a modo de pregunta: ¿y si los acosados y víctimas de la cacería hicieran algo de autocrítica? Tampoco les pido que se vistan de ermitaños y se paseen por los Cantones confesando sus pecados. Les propongo solamente que piensen que a lo mejor, quién sabe, los ministros cazados hicieron algo mal. A lo mejor, quien sabe, si fuesen intachables, no serían objeto de ninguna conspiración. A lo mejor, quién sabe…