Cuéntame, Marlaska

Noelia Silvosa
Noelia Silvosa EN DIRECTO

OPINIÓN

30 sep 2018 . Actualizado a las 09:41 h.

Que un presidente de lo Penal de la Audiencia Nacional cuente ante las cámaras de la televisión pública la discriminación que sufrió y el dolor que le desgarró tras cuatro años sin hablarse con su madre por ser homosexual no es habitual. Que ese hombre de leyes sea hoy ministro y tenga que escuchar, varias décadas después y de la boca de otra ministra, para más inri de Justicia, la palabra maricón es desolador. Hemos avanzado mucho en la propia materia de Grande-Marlaska, la legal, pero menos en la social. Pudo comprobarlo el jueves cualquier espectador que haya remoloneado un rato ante la tele después de la boda del año -la de Harry y Meghan no, la de Carlos y Karina en Cuéntame- con Ochéntame otra vez, que trató sobre la lucha LGTBI y que, desgraciadamente, nos mostró que muchas de las opiniones que se vertían a pie de calle en los 80 siguen latentes. Reproduzco un diálogo rescatado de la época:

-¿Le importaría tener un hijo homosexual?

-A mí no me importa... pero preferiría que no.

A quién no le suena esa respuesta, el silencio de esos puntos suspensivos que separan la primera afirmación, tan falsa como políticamente correcta, de la cruda realidad. Aunque parezca mentira, ese ser o no ser sigue siendo la cuestión.