A mí, qué quieren que les diga, me fascina que un hombre que ha amasado su riqueza fuera del mundo, flotando por el Universo, tenga los pies en el suelo y procure reducir sus pagos de impuestos en la tierra. En realidad, yo creo que Pedro Duque debería cotizar en Marte, o, por hacerle un homenaje a Sheldon Cooper, en el planeta Vulcano. O por lo menos domiciliar allí su sociedad interpuesta. Pero el Gobierno de Pedro Sánchez, que anda alardeando de inglés por el mundo como si fuera un exiliado de la Generalidad -que diría José Pla- anda dando juego en muchos otros frentes, por ejemplo con lo de la ministra y el maricón.
Y yo, que soy bien hablado, si repito las frases de los ministros parezco soez y corro el riesgo de que mi director me dé una patada en el pompis (¿Cómo te quedas?). Yo creo que Pedro Sánchez debería hablar español en California, que al fin de al cabo es parte del imperio, y dejar el inglés para Cataluña. Y también creo que la ministra de Justicia debe quedarse porque Grande Marlaska no le guarda rencor y ella promete darnos buenos momentos. Aunque, desengañémonos, lo que está pasando estos días no son más que maniobras de distracción de los problemas que verdaderamente importan a los españoles.
Nosotros en casa, por ejemplo, estamos desolados de que hayan expulsado a Chabelita Pantoja de la casa de Gran Hermano, y muy pendientes de Pablo Alborán, que hoy han dicho en la televisión que le quedan muchos momentos por sentir (sic).
Bueno, y también de Toni Cantó, claro.