La deportación de Apu

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado VUELTA DE HOJA

OPINIÓN

EDGARDO

25 nov 2018 . Actualizado a las 09:58 h.

Muchos han crecido con la serie de animación Los Simpson, y bastantes casi han envejecido con ella, porque lleva en antena más de veinte años. Así que el lector conocerá al personaje de Apu, el inmigrante hindú de fuerte acento que lleva una tienda de ultramarinos. Durante más de dos décadas a todo el mundo le ha parecido un personaje simpático. Pero ahora vivimos en la era de la hipersensibilidad y los productores de la serie han hecho saber informalmente que Apu no volverá ya a aparecer en más capítulos. No quieren ofender a la comunidad hindú-americana. ¿Se sentía ofendida la comunidad hindú-americana? Quién sabe, no ha habido un referendo. Lo que ha habido es una campaña contra Apu dirigida por un humorista hindú-americano, Hari Kondabolu, que el año pasado estrenó un documental-denuncia titulado El problema con Apu. En el documental, una serie de humoristas y actores de origen hindú cuentan como el personaje de Apu condicionó sus vidas. En el colegio, los otros niños les hacían bromas, en el trabajo sus compañeros les pedían que imitasen el acento de Apu. No hay razones para dudar de la intensidad de su sufrimiento, aunque el único resultado visible de este trauma, aparentemente, es haberles empujado a todos ellos a una carrera exitosa en el mundo del espectáculo que les ha convertido en ricos y famosos, empezando por el autor del documental. Lo cual, por otra parte, no es tan sorprendente, porque el hecho es que los norteamericanos de origen hindú, lejos de estar estigmatizados o discriminados, son la minoría más rica en Estados Unidos, muy por encima de la anglosajona. Y esto a pesar de Apu. Curiosamente, al final son los padres del director del documental, que también salen, los verdaderos emigrantes que tuvieron que luchar para salir adelante en Estados Unidos, quienes no ven ningún problema en el personaje.  

Por supuesto que Apu es un estereotipo. Esa es la gracia. Todos los personajes de esa serie lo son. En general, el estereotipo es esencial en el humor. Y no solo en el humor: es una simplificación útil que nos permite manejar más fácilmente grandes cantidades de información, concentrándonos en lo más probable y frecuente. No es exactamente lo mismo que un prejuicio. Pero Apu no es ni siquiera un estereotipo negativo. Es trabajador, sensible, buena persona, buen padre de sus ocho hijos, amigo personal de Paul McCartney... Tiene un doctorado en informática y se graduó «el primero de una clase de seis millones de alumnos» en la India. Cierto que es un tanto bidimensional, al fin y al cabo es un dibujo. En todo caso, se acabó, ya no saldrá más. Y lo más interesante para mí es que los activistas que lograron echarle de la serie se llevan ahora las manos a la cabeza y dicen que no era eso lo que pretendían sino «iniciar una conversación sobre los estereotipos racistas». Pues ya está. Resultado de la conversación: Apu se va. ¿Qué esperaban? En nuestros tiempos, en los que la justicia se administra en las redes sociales, basta una simple acusación para destruir a una persona, o a un dibujo animado.

En un capítulo de Los Simpson, el alcalde Quimby promueve una iniciativa legal para expulsar a todos los inmigrantes de Springfield. Con esfuerzo y la ayuda de Lisa Simpson, Apu consigue completar todo el papeleo para naturalizarse norteamericano. De nada le ha servido. Ahora va a ser deportado de la serie igualmente. Lo que no consiguió el racismo de broma del alcalde Quimby lo ha logrado el antirracismo de postureo de Hari Kondabolu. Habrá que preguntarse si ambos no son, en el fondo, algo muy parecido.