Un cambio o la teoría del miedo

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

12 dic 2018 . Actualizado a las 08:42 h.

Si este cronista formase parte del Gobierno de Pedro Sánchez o fuese uno de sus amanuenses, le propondría al presidente una carta que diría más o menos así: «Honorable señora Elsa Artadi, consellera de Presidencia y portavoz del Govern de Catalunya: no sabe cuánto celebro su última declaración. Hace solo una semana usted decía que celebrar un Consejo de Ministros en Barcelona era “una provocación”. Hoy usted misma dice que el Consejo debe celebrarse y que su Gobierno, el del señor Torra, quiere garantizar el derecho a que se celebren reuniones. Como usted es portavoz del Govern, entiendo que representa el pensar de sus miembros y muy especialmente el de don Joaquim Torra. ¿Y sabe usted, doña Elsa, por qué celebro tanto sus palabras? Porque hasta ahora éramos nosotros, los gobernantes españoles, yo mismo, quienes pedíamos y hacíamos lo imposible para que se rebajase la tensión entre Moncloa y Sant Jaume. Ahora, por fin, son ustedes, y usted personalmente, quienes cogen la manguera para apagar el incendio. No quiero hacerme ilusiones, porque demasiado me chamusqué en esas llamas, pero lo tomo como un indicio de que algo ha cambiado. Ha sido invocar el cumplimiento de las leyes, avisar de la posible retirada de competencias de orden público a los Mossos d’Esquadra, advertir de que podríamos volver a aplicar el 155 y dejar que otros manejen el fantasma de la Ley de Seguridad Nacional y de las acciones judiciales que llevaron a amigos suyos a la cárcel o al exilio, como suelen decir ustedes, y ha sido mano de santo: ¡Están pidiendo el retorno al diálogo! Le agradezco el tono, tan necesario en momentos de tanta tensión. No voy a tener el mal gusto de recordarle que no hemos sido nosotros quienes hemos roto los contactos, que usted sabe mejor que nadie la cantidad de reuniones que estamos manteniendo. El diálogo lo rompe quien anda por el mundo diciendo que su modelo es Eslovenia, como si el rey Felipe VI o yo fuésemos Milosevic, un criminal de guerra. Y el diálogo lo hacen muy difícil quienes se niegan a aprobar los Presupuestos, poniendo como disculpa nuestro falso autoritarismo. Y dos detalles más, apreciada señora Artadi. El primero, que entiendan nuestra situación: por haber sido tan condescendiente con ustedes, mi partido está pagando un alto precio electoral. Como sigan poniéndomelo tan difícil, no les extrañe que ganen las elecciones quienes no dudarán en aplicar el 155 y llevar a su jefe a los tribunales. El segundo, su queja de que no saben dónde vamos a celebrar el Consejo del día 21. Usted sabe muy bien por qué: porque, si se lo decimos, los CDR tardarán medio minuto en enterarse. Preferimos el secreto, aunque parezca que nos movemos en la clandestinidad».