El sopapo andaluz

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

17 dic 2018 . Actualizado a las 09:10 h.

Dicen que el partido político Vox no está viniendo, sino que lo están trayendo otras fuerzas políticas con sus actitudes y comportamientos egocéntricos y extraviados. Y es muy posible que sea así, aunque yo sospecho que todo puede ser aún más simple, porque la realidad es que cada partido está tan preocupado y ansioso por su éxito que no ve los riesgos de sus propias decisiones. Y esto reza para todos, y ya también para Vox. Pedro Sánchez sigue tan concentrado en salvarse al frente del Gobierno que no parece inquietarlo nada más que su futuro, en cuya entraña trata de grabar a fuego su continuidad política. El PP de Pablo Casado no acaba de deshacerse de confusiones o dudas que en nada le convienen. Ciudadanos sabe lo que quiere lograr, en términos de poder, pero aún titubea sobre cuáles son los mejores caminos para lograrlo. Y Podemos no ha acabado de digerir el traspié de Andalucía, ni sabe bien lo que significa: creían tener al PSOE debilitado y no vislumbraron la irrupción de Vox. Cosas que pasan.

Ahora todos los análisis se han revuelto y la luz escasea. Ni siquiera la «alerta antifascista» de Iglesias ha servido para nada, ni ha tenido ningún eco. Quizá porque todos sabemos que los diputados de Vox, que tienen su relevancia, no justifican tal alarma ni han derribado las murallas de Jericó. En realidad, en Andalucía no ha ocurrido nada que no hubiera podido prever un mediano analista no contaminado de intereses.

Pero sí es cierto que lo sucedido allí condiciona el futuro de todos y obliga a los partidos a replanteamientos que les permitan convertir un resultado inesperado en lo que realmente fue: un resultado que nadie esperaba. Todos harían muy bien en recapacitar, como empiezan a hacer, y descartar que el resultado sea un episodio histórico comparable a la batalla de las Navas de Tolosa o similar. Porque no lo es. Ni siquiera es un resultado insospechable, ni algo que condicione especialmente nuestro futuro.

Hay causa para meter un poco de ruido mediático con todo esto, es cierto, pero ya basta. El sopapo andaluz no da para más. Lo de veras inquietante es lo de Cataluña. No nos engañemos.