Más machismo leninismo

César Casal González
césar casal CORAZONADAS

OPINIÓN

MARIA G.CID

30 dic 2018 . Actualizado a las 17:27 h.

Laura Luelmo. La Manada. La agresión en Sanxenxo. No hay freno. Los datos del 2017 son aterradores. Durante ese año se denunciaron 11.692 ataques sexuales, 32 al día. Y en el 2018, sin cerrar, vamos a peor. Es un disparate. ¿Qué sucede? Todos los expertos se lo preguntan. En el diario El Mundo, el periodista Rafael J. Álvarez entrevistó a una de las máximas especialistas, Rocío Hermoso, psicóloga de vigilancia penitenciaria y miembro del Tribunal Penal Internacional, que lleva 32 años trabajando con agresores sexuales. Hermoso dice que entiende la mano dura como ciudadana, pero añade que en su labor tiene que intentar la reinserción. En la entrevista hay un párrafo claro que también señala a una sociedad enferma: «Es apabullante. Como jurista, debemos regular el sistema penal incluyendo la prevención. Como psicóloga, hay un componente de dominio, frustración y cultura machista contra la mujer como objetivo más fácil de agredir que al hombre. Y como mujer, ese daño diario nos genera una sensación de vulnerabilidad bestial. Ya no es la ropa, ni la hora; es que estás expuesta ante alguien que ha decidido que eres más fácil de agredir o que le gustas». Es el mejor resumen que he encontrado de una situación que pide reeducar ya. Pero ¿cómo se reeduca un océano entero de machismo? De los micromachismos que apestan a los macromachismos que están por todas partes hasta convertir lo que sucede en un régimen de opresión al que podríamos rebautizar como machismo leninismo. Por lo menos es igual de totalitario que lo fue el marxismo leninismo en su apogeo del gulag. Y es que estamos en ese apogeo del gulag. El hombre extiende su dominio en el cuento de la criada que todavía es la sociedad del siglo XXI. El sexo está muy lejos de entenderse de la única manera posible: como ejercicio de libertad para todos. Hay hombres que solo empiezan a comprender lo que sucede cuando piensan en su hermana o en su hija. El error viene desde la cuna. Y los más jóvenes no mejoran. Al revés, involucionan. Ningún cuerpo tiene la propiedad sobre otro. Es lamentable que una frase tan sencilla no funcione en las cabezas de una mayoría machista que ahora se ha vuelto silenciosa solo por el temor a cómo les juzgarán tras las movilizaciones de las mujeres. Todo lo que empieza puede terminar. La violencia física, verbal y mental es un delito. Nada se arregla mientras no se reconoce el problema. Estamos enfermos y tan lejos de la igualdad.

El sexo está muy lejos de entenderse de la única manera posible: como ejercicio de libertad para todos. Hay hombres que solo empiezan a comprender lo que sucede cuando piensan en su hermana o en su hija