Buenos días, 2019, año de la incertidumbre

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

02 ene 2019 . Actualizado a las 07:52 h.

Este comienzo de año solo se parece a los anteriores en que cambiamos de calendario. En lo demás, todo es distinto. Todo es incierto. Ignoramos el futuro del mapa político. Una derecha partida en tres está en condiciones de sellar acuerdos de gobernación que pueden producir un vuelco sensacional. Pero una izquierda también dividida puede lograr una alianza de conveniencia con los nacionalismos y prolongar la situación actual. No sabemos si habrá elecciones generales. Las elecciones autonómicas llegan marcadas por el terremoto de Andalucía. Las municipales pueden hacer que la política local cambie de manos. Las europeas, de circunscripción única, pueden consolidar el crecimiento de Vox. Y para redondear el clima de incertidumbre, ignoramos cómo evolucionará la situación catalana después de las sentencias de los juicios del procés.

Todo ello, en una Europa sometida a las tensiones de una crisis de identidad, el renacimiento de los nacionalismos y el avance de los populismos. Y con una economía con síntomas de cansancio, aviso de descenso del PIB y miedo a inaugurar un ciclo de recesión, según la mayoría de las predicciones de expertos y organismos internacionales. Es muy difícil ser optimista ante ese panorama. De hecho, solo son optimistas, y por obligación de sus cargos, el presidente del Gobierno, sus ministros y sus portavoces.

El horizonte se agrava por la agresividad de los partidos y sus líderes. Han cerrado 2018 con una crispación que hace tiempo que no veíamos. La partición en bloques hace que la confrontación sea escabrosa, llena de descalificaciones y expresiones de odio o de desprecio, que alcanzaron uno de sus niveles más altos en boca del alcalde de Cádiz al llamar a Vox «excremento del PP». Lo peor quizá sea eso: el odio que se deja ver en un discurso político guerracivilista que hace imposible cualquier acuerdo que no sea entre afines. Es una España contra la otra, derecha contra izquierda, izquierda contra derecha, con un centro desaparecido y un ansia difuminada, pero real, de que vuelva a haber vencedores y vencidos.

Por eso, cuando me piden un deseo para los próximos doce meses, solo puedo expresar este: sosiéguense, señoras y señores políticos. Bastantes problemas aquejan a la sociedad sin que ustedes los incrementen. Y sosiéguense, sobre todo, los dos partidos mayoritarios y hagan una política de Estado. Sus broncas provocan el distanciamiento del ciudadano. Y ese distanciamiento produce un efecto social: el desencanto y el cabreo popular, caldo de cultivo de los populismos. Hasta hace unos meses, el de ultraizquierda. Ahora, el ultraconservador. A imagen y semejanza de Trump.