Quitadle a otro, no a mí

OPINIÓN

03 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Ahora que se cierne la incertidumbre sobre los trabajadores de las cuencas mineras de España, o extrabajadores, más bien, no puedo dejar de recordar las numerosas ocasiones en las que gente de este país de desagradecidos y pusilánimes ha calificado a los mineros de privilegiados. Porque morir por realizar una actividad indispensable para el funcionamiento del país no es suficiente para obtener algún respeto. Para eso hay que tener estudios.

La dureza de un trabajo debería verse reflejada en el salario. Esto no suele ocurrir en este país. Una retribución justa suele ser aprovechada por las turbas para señalar un privilegio que probablemente solo lo es en la calenturienta imaginación de algunos. Por eso, en esta competición, en esto de las olimpiadas de señalar los privilegios y las opresiones, el mejor equipo está a la derecha.

Es desde la derecha, aunque no necesariamente desde sus partidos, desde donde se suelen señalar los privilegios de algunos trabajadores, como por ejemplo el privilegio intolerable de cobrar 8,5 euros brutos a la hora por varear olivos, algo que, tal vez sin maldad, alguno aprovecha para comparar la situación de un jornalero con la suya propia que, por lo general, dice, debería ser muy superior,  al estar el quejica en posesión de títulos (de los de verdad, no de los nobiliarios, aunque por el tono que utilizan casi se podría pensar otra cosa), y terminan insinuando algo muy de derechas: hay que igualar por abajo.

Esto es particularmente atractivo para la derecha más a la derecha, que es la única que tenemos. Mientras existan bobos que piensan más en lo que gana otro que en lo que ganan ellos, se les prestará oídos. Se les harán promesas. Lastima que al final el único objetivo sea precarizar a todo el mundo todavía más, sin hacer distingos, pues aunque tengas estudios, estás sujeto a las mismas leyes laborales que los demás. Entiendo que es una vulgaridad propia de sociedades bárbaras posteriores a la era victoriana, pero es así. Espero que se me entienda: no digo que todos deban cobrar lo mismo. Digo que no hay razón para reivindicar que el otro cobre menos.

En el fondo, detrás de todo esto solo hay clasismo. No es un clasismo a la inglesa, es algo mucho más sutil, pero que sobrevive soterradamente en las quejas y discursos de quienes se creen con derecho a que la sociedad les sitúe en un pedestal, alegando que ellos se han esforzado en estudiar, como si quien está en la mina desde joven y sin estudios nunca se hubiera esforzado en nada. Los demás, que no se han esforzado, deben recibir menos. Los que se ensucian y sudan trabajando están donde les corresponde con lo que les corresponde. Este es el país que llama privilegiado a un solador y defiende el «derecho» a no pagar impuestos por una herencia millonaria. Con razón todo apunta a que los principales beneficiados por el estado del bienestar son las clases medias, y de ahí para arriba. Y ahí está el problema: por muchos estudios que tengas, no vas a ser de clase media. Dejad de apuntar donde no se debe. Hacedle un favor a este país.